Ácidos creados durante el proceso de vinificación podrían ser la clave para alimentar baterías de vehículos eléctricos y teléfonos inteligentes, según una investigación de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW).
En un avance innovador, los investigadores señalan que un nuevo componente de batería que utiliza ácidos alimentarios, presentes en productos como el sherbet y el vino, podría hacer que las baterías de iones de litio sean más eficientes, asequibles y sostenibles.
“Una alternativa basada en ácidos provenientes de alimentos como el ácido tartárico y el ácido málico, presentes en el vino y el sherbet, podría mejorar considerablemente la eficiencia de las baterías” aseguraron los científicos en un comunicado de prensa.
Las baterías de iones de litio, comunes en teléfonos inteligentes y vehículos eléctricos, tradicionalmente están hechas con un ánodo de grafito. Sin embargo, el proceso convencional de producción del grafito es altamente insostenible, ya que implica la pérdida de alrededor del 60% del material durante el procesamiento, que requiere altas temperaturas y ácidos muy fuertes para alcanzar la pureza necesaria, lo que genera un gran impacto ambiental.
El equipo de investigación se propuso encontrar una alternativa al grafito, y la solución llegó en forma de compuestos derivados de ácidos alimentarios como el tartárico y el málico, que están presentes de forma natural en el vino.
Como parte de la investigación, se desarrolló un prototipo de celda de batería que, aunque de un tamaño similar al de las baterías utilizadas en los teléfonos móviles, ha demostrado almacenar más energía que las baterías tradicionales basadas en grafito. Este avance podría permitir que los dispositivos alojen más carga y necesiten cargarse con menos frecuencia.
El profesor Neeraj Sharma, líder del estudio, explicó que el equipo ahora trabaja para escalar la tecnología y crear versiones más grandes de las baterías, lo que permitiría aumentar su capacidad energética. Además, continuarán realizando pruebas para asegurar que las baterías mantengan su rendimiento a lo largo del tiempo y en diversas condiciones de temperatura.
Cabe destacar que los investigadores de UNSW no son los primeros en intentar usar el vino para alimentar vehículos. El rey Carlos III de Inglaterra, por ejemplo, ha revelado que su querido automóvil Aston Martin funciona con subproductos del vino y el queso. Podés leer más sobre sus esfuerzos por descarbonizar su vehículo aquí.
El hallazgo abre una nueva puerta a la sostenibilidad en la industria de la tecnología y la automoción, mostrando cómo los productos naturales y locales podrían tener un papel fundamental en la transición hacia un futuro más verde.
Fuente: TheDrinkBusiness.com