El ingeniero civil que vive en Texas habló de Finca Bandini, el proyecto vitivinícola que lo conecta con su origen. La relación con la historia de la irrigación mendocina, las inversiones en la provincia y más.
Pese a que dejó el país con apenas dos años para emigrar con su familia a Estados Unidos, la conexión con Argentina y con Mendoza siempre estuvo presente para Federico Bandini. Esa misma conexión casi inmediata que sintió con el terreno donde hoy está Finca Bandini, una propiedad que iba a ser un mero negocio inmobiliario que solo conocía por Google Maps, pero del cual se enamoró cuando pudo conocerla personalmente en 2014 y que lo llevó a sumergirse en el mundo vitivinícola.
En un español casi perfecto, que prácticamente no deja rastros de sus más de 60 años viviendo en Houston, Texas, el ingeniero civil especializado en la industria petrolera habló con Los Andes sobre este proyecto, el cual asegura se convertirá en su principal legado familiar y el cual esconde parte de la historia viva de los mendocinos. Es que, ubicada en el corazón de Las Compuertas, Finca Bandini, cuenta con algunas piezas históricas de la irrigación mendocina, las cuales hoy honran en algunas de sus líneas como “Dos Causes”o “Los Muros”.
Así, en diez años ha logrado transformar el terreno de 75 hectáreas ubicadas en el lecho del río Mendoza, que en su mayoría estaban cultivadas con olivos, en un proyecto integral que preserva algunos de los viñedos antiguos y ha sumado otros nuevos, que se complementan con una moderna bodega con capacidad de 400.000 litros y un sector de hospitalidad para una experiencia turística personalizada.
- ¿Qué fue lo que lo convenció de que iba a quedarse con la finca y no iba a venderla?
- Cuando compré, que solo sabía lo que había visto en Google Maps y lo que me contaba mi primo, me pareció que tenía potencial de inversión. Pero después, a los tres meses, cuando tuve la oportunidad de venir y ver el lugar, me enamoré porque me sentí verdaderamente en Mendoza, con el campo, olivo, viña, montaña, caminata. Hice un click en ese momento y dije, no, no tengo interés en venderlo.
Y así fue, después fue progresando lo que quería hacer, porque uno ve un lugar y no automáticamente nace todo el proyecto, pero para el 2015 ya estaba claro lo que más o menos queríamos hacer.
- ¿Y ese plan inicial hoy en qué medida está completada?
- Yo diría que ese plan que fuimos elaborando está casi en el 95%. Lo que faltaría es el tema turismo, agrandar el lugar, porque tenemos bastante turismo ahora y quiero crecer el aspecto presencial. También quiero hacer señalética de lo que es el lugar para traer un poco la historia de Mendoza, la historia de este lugar y del agua.
- Viniendo de dos industrias diferentes como la petrolera y la inmobiliaria, ¿cómo fue involucrarse en un proyecto vitivinícola donde la mirada es a largo plazo?
- Sí, son dos rubros muy distintos. Cuando vi el lugar y empecé a planificar, cambió el tono de ser meramente un negocio monetario a algo de pasión. Siempre me gustó el vino, conocer de vino, y cuando se dio la oportunidad de hacer algo en el lugar donde nací, Luján de Cuyo, en esta indicación geográfica, como Las Compuertas, que tiene un renombre en el Malbec, el interés creció mucho. Y es una inversión a largo plazo que quiero que sea generacional, eso para mí es la clave. Para mí esto es un proyecto de legado para mi familia, de dónde venimos, una conexión con mis hijos, con mis nietos, y que quede para ellos realmente.
- ¿Y en materia petrolífera o de ingeniería no le ha generado interés ningún proyecto de Mendoza?
- Sí, pero no es mi enfoque principal hoy. Son negocios que sí puedo integrar acá en Mendoza lo que estoy haciendo en Estados Unidos, como hemos hecho en Rosario, estaría bueno. Pero uno se da cuenta en la vida que tenemos cierta cantidad de tiempo, y ciertos proyectos que se pueden hacer. Hay gente que vive de proyecto en proyecto, pero yo quiero llegar a un punto de mayor tranquilidad en mi vida. Nunca me voy a jubilar, siempre voy a tener algo, pero para mí la tranquilidad es el proyecto de Finca Bandini. La conectividad que tengo con ingeniería va a seguir adelante, pero la pasión que siento por esto supera todo lo demás.
- Conceptualmente, ¿cómo calificaría los vinos que producen en Finca Bandini?
- En Estados Unidos se usa una terminología que se llama ‘Best in Class’, el mejor en su clase, buscamos ese concepto. Tenemos vinos en todos los segmentos, que van desde los 15 a 120 dólares. Vamos apuntando a que el vino de Bandini pueda utilizarse en tu casa, como un vino cotidiano, así como también para eventos especiales.
- ¿Cuál es la producción actual y cómo se comercializa?
- En este momento tenemos una producción de más o menos 100.000 litros. Tenemos capacidad para llegar a unos 400.000 litros y la idea final sería que todo lo que producimos sea de Finca Bandini, porque hoy también elaboramos a terceros en la bodega.
En lo comercial, el enfoque principal en Estados Unidos está en Texas, donde hay 30 millones de habitantes, y estamos enfocados en la zona de Houston. También tenemos conexiones con Florida. Y fuera de Estados Unidos hemos llegado a España, Brasil, Perú, Colombia y Panamá. En Argentina, estamos con distribución en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Iguazú, Patagonia y aquí en Mendoza.
- Si bien es argentino, pasa la mayoría del tiempo afuera. Como inversor, ¿cómo se ven desde el exterior los vaivenes de la economía local?
- Yo siempre digo que soy guachito de dos culturas, soy un mix, porque vengo varias veces al año al país. En Estados Unidos no se habla de hacer un negocio de 12 o 18 meses, se habla de hacer un negocio de 10 a 15 años. Entonces ya vengo con otra mentalidad. Entonces cuando invertí en Finca Bandini no lo hice con la idea de que si no ganaba plata en dos años lo vendía, un poco tengo la idea estadounidense.
Pero también conozco a Argentina, porque he estado viniendo por tantos, tantos años. Creo que he conocido como seis distintas monedas en este tiempo, el austral, el peso, el peso antiguo…, Entonces, he visto esas transiciones. Y como conozco bien el idioma, no lo hablo perfecto como un argentino, pero conozco bien, tengo mucha relación con gente en el comercio, con bancos, con gente en contabilidad. Y entiendo cuáles son los mecanismos que tienen acá. Sé cómo utilizar las 20 cotizaciones que tienen. El que no está acostumbrado al negocio ni loco viene acá, pero yo conozco el sistema también. Eso me facilita entender cómo manejarme dentro de esa variabilidad.
Entonces, si soy largoplacista, y también entiendo lo que es el mecanismo económico argentino. Y como todos, espero tiempos mejores y el día que Argentina tenga estabilidad. Con eso, con acceso a crédito, el país puede llegar a ser potencia. Mirá Países Bajos, mirá Dinamarca, y otros mucho más chicos, con mucho menos recursos que Argentina. Hoy son países del primer mundo. Hay que tener potencialidad para ser un país del primer mundo, pero hay que administrarlo.
Perfil
Federico Bandini (66) es ingeniero civil graduado de la Universidad de Houston en 1980. Tras el fallecimiento de su padre, junto con su hermano mayor, se hizo cargo de la empresa constructora familiar. Tras completar sus estudios trabajó en relación de dependencia dentro de su especialidad durante ocho años, hasta que en 1988 creó su propia empresa de servicios petroleros, principalmente en Houston, la cual ahora cuenta con una pata en Rosario.
En Argentina, también, ha desarrollado negocios inmobiliarios y, en 2014, comenzó con el proyecto vitivinícola de Finca Bandini, House of Wines.