Los jurados del 3° Concurso Nacional de Guarda 14 destacaron la calidad de los vinos

Los jurados del 3° Concurso Nacional de Guarda 14 destacaron la calidad de los vinos
Durante la mañana, los 55 miembros del jurado cataron alrededor de 40 vinos cada uno, para poder evaluar las 380 muestras, provenientes de 13 provincias. Foto: Gentileza

Los 55 evaluadores de la cata a ciegas degustaron 380 muestras, de 13 provincias, y eligieron a los “Gran Oro”, “Oro” y “Plata”, que recibirán hoy su premio.

En un salón del Hotel Diplomatic, 55 enólogos, ingenieros agrónomos, periodistas especializados y sommeliers degustaron y puntuaron alrededor de 40 vinos por mesa. Cada uno realizaba un registro individual en su celular, pero luego surgía el intercambio de apreciaciones sobre lo distintivo de cada botella, cubierta con una funda negra, para que las propuestas puedan competir en igualdad de condiciones.

La tercera edición del Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14 no sólo distinguirá al 30% de las muestras enviadas con premios “Gran Oro”, “Oro” y “Plata” -esta noche se entregarán en el Espacio Arizu-, sino que también ofrece la oportunidad a quienes integran el jurado de conocer qué está ofreciendo la industria y de poder reunirse y compartir opiniones. En esta ocasión, fueron 380 las muestras que mandaron bodegas de 13 provincias del país.

La directora técnica del concurso y vicepresidente de la Sección Enología de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, Cristina Pandolfi, fue recorriendo cada una de las mesas para responder a inquietudes de los jurados. Foto: Gentileza
La directora técnica del concurso y vicepresidente de la Sección Enología de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, Cristina Pandolfi, fue recorriendo cada una de las mesas para responder a inquietudes de los jurados. Foto: Gentileza

La degustación comenzó unos minutos antes de las 9, con un chardonnay 2024 que tuvo la función de “poner a punto las papilas gustativas” para la tarea de analizar alrededor de 40 vinos cada jurado, en dos tandas separadas por una pausa para el café y la charla distendida. De los vinos que participaron del certamen se mencionaba solamente, en ocasiones, la añada, pero no el varietal y mucho menos si eran de alta gama o “entry level”, o su precio.

La directora técnica del concurso, Cristina Pandolfi, destacó que participaron desde las bodegas más grandes del país hasta productores muy pequeños, que a veces no llegan a una hectárea de superficie de viñedo. “Tenemos todo representado, y eso es lo lindo, la heterogeneidad que tiene nuestro país, tanto en terroir como en vitivinicultura, y que puedan estar todos participando por igual”, mencionó durante la apertura de la jornada.

La cata se realizó a ciegas y sólo se conoció, en algunos casos, la añada del vino. Foto: Gentileza
La cata se realizó a ciegas y sólo se conoció, en algunos casos, la añada del vino. Foto: Gentileza

La ingeniera agrónoma y vicepresidente de la Sección Enología de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, explicó que la cata es técnica y sigue todos los parámetros para una degustación que establece la norma internacional para concursos de vino, de la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Esto, porque el análisis sensorial tiene una base subjetiva, ya que depende de los sentidos y puede variar según el entrenamiento del catador y hasta por cómo se siente ese día o lo que comió la noche anterior. Pero el método permite que, si un vino es distinguido con una medalla de oro en un certamen, probablemente también sea premiado en otros.

“Este jurado es de lo mejor, porque son todos expertos con una gran trayectoria. Hay enólogos, ingenieros agrónomos, sommeliers y periodistas especializados, que ya tienen entrenamiento y experiencia con esta ficha. Es una herramienta de trabajo que va guiando cómo evaluar el vino a la nariz, al olfato, al gusto y, luego, realizar un juicio final sobre la armonía global del vino”, explicó.

La app que se implementó, con la colaboración del INV, en la tercera edición del Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14. Foto: Gentileza
La app que se implementó, con la colaboración del INV, en la tercera edición del Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14. Foto: Gentileza

El concurso incorporó una innovación este año. Con el auspicio del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), que facilitó el software, se eliminó la ficha papel para reemplazarla por una app. Esto tuvo un doble beneficio: por un lado, se avanzó en la sustentabilidad, y, por el otro, se evitó que los jurados tuvieran que sacar cuentas para calcular el puntaje, lo que aceleró el proceso, ya que, además, no hubo necesidad de cargar los datos después.

Una vez que cada miembro del jurado ha realizado la cata individual, sin influencias, y enviado la ficha al presidente de la comisión (mesa), si éste observa que hay mucha dispersión, se discute para llegar a un acuerdo. Siempre, resaltó Pandolfi, intentando “brindarle la mayor justicia posible a cada vino”, porque detrás hay mucho esfuerzo: “desde el trabajo de la viña, el trabajo de la bodega... Puede ser un pequeño productor que está tratando de salir a flote, como también una gran empresa que trata de equilibrar las ventas, de exportar, de que ingresen divisas”.

Ana Puelles, licenciada en Enología y responsable de la Bodega de la Universidad Maza, concentrada en su tarea. Foto: Gentileza
Ana Puelles, licenciada en Enología y responsable de la Bodega de la Universidad Maza, concentrada en su tarea. Foto: Gentileza

Análisis e intercambio

La licenciada en Enología y responsable de la Bodega de la Universidad Maza, Ana Puelles, comentó que, en su mesa, comenzaron con unos blancos muy buenos y después siguieron con una ronda de tintos. En la primera mitad de la cata habían seleccionado tres “Gran oro”. “Hemos ido rápido porque ha sido muy homogénea la calificación. Los vinos son muy prolijos, con mucha tipicidad varietal, con muy buena fruta”, indicó.

Explicó que esta es la segunda vez que integra el jurado del certamen y que el año pasado compartió mesa con las mismas personas, por lo que se conocen y la dinámica es más ágil. “Además, tanto los blancos como los tintos están realmente increíbles. Hemos catado desde 2024 a 2018 y todos son muy prolijos, muy equilibrados, con mucha estructura y cuerpo”, celebró. Añadió que, además de puntuar, fueron conversando sobre posibles maridajes y sobre si la propuesta es comercial, más allá de las características enológicas.

El enólogo Roberto de la Mota contó que, si bien es la primera vez que participa en el concurso de Guarda 14, le tocó ser presidente de la mesa. “Tenemos muy buenos vinos y estamos muy contentos. Hay mucha homogeneidad en el jurado también, cosa que también es positiva, porque nos ayuda a evaluar los vinos de forma mucho más sencilla y rápida. Pero lo bueno es que todos los vinos que hemos puntuado hasta ahora tienen características muy distintas, pero no hay defectos”, evaluó.

Asimismo, indicó que “siempre es bueno para uno, como profesional, poder venir, degustar y encontrar lo que hay en plaza. Ver la variabilidad, porque aparecen nuevos estilos, nuevos vinos, nuevas cosas, que siempre es bueno degustar y comentarlas con los colegas”, planteó.

El ingeniero agrónomo y enólogo chileno, Sergio Correa, degustador internacional desde 1989, destacó la evolución de los vinos argentinos. Foto: Gentileza
El ingeniero agrónomo y enólogo chileno, Sergio Correa, degustador internacional desde 1989, destacó la evolución de los vinos argentinos. Foto: Gentileza

El ingeniero agrónomo y enólogo chileno, Sergio Correa, explicó que es degustador internacional desde 1989 y ha estado en muchos certámenes, en los cinco continentes, y destacó que el Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14 sigue reglas muy claras y los lineamientos de la OIV, lo que facilita la tarea de quien realiza la cata. “Estamos a una altura internacional sin duda y los vinos son tremendamente interesantes”, señaló.

“Los vinos argentinos han ido creciendo. Antes hablábamos solamente del malbec. Hoy, hablamos de chardonnay, de un torrontés que ha gustado en el mundo. Y para qué decir de tintos como el cabernet o el syrah. Me ha sorprendido también bonarda, que es una cepa que no está en todas partes del mundo y es muy agradable y tremendamente comercial”, evaluó. Por otra parte, destacó que, así como se encontró con colegas que conoció en los ‘70, también ha visto muchas caras nuevas y, además, una buena participación de mujeres, que “tienen una sensibilidad distinta y un gran paladar”. Comentó que disfrutó de la posibilidad de conversar con los jóvenes y poder compartir su experiencia.

Correa también mencionó que el concurso permite que las bodegas muestren sus vinos y los proyectos nuevos se den a conocer, en un contexto complicado para la vitivinicultura mundial, por las guerras, la economía y otros factores. “Esto va a traer una buena cosecha”, aseveró.

Juan Pablo Murgia, director enológico de Grupo Avinea, degustando un vino blanco. Foto: Gentileza
Juan Pablo Murgia, director enológico de Grupo Avinea, degustando un vino blanco. Foto: Gentileza

Walter Bressia, enólogo y presidente de Bodegas de Argentina, resaltó que el sistema que se implementó (la app) es mucho más preciso y dinámico. También mencionó que la cantidad de muestras ha ido creciendo cada año y que en esta tercera edición son 380, y de muy buen nivel. “La verdad que nos pone contentos saber que tenemos no solo vinos de acá, sino de varias regiones del país”, comentó.

En cuanto a la particularidad de 2024, mencionó que “el año pasado encontramos vinos, por lo menos los que nos tocó evaluar en mi mesa, que tenían un poco menos de calidad, vinos más simples. Ahora se nota, en general, un trabajo mucho más dedicado. Hay más diagramación de producto. Si bien no tenemos el nivel de precios de los vinos, los estamos evaluando nada más que por cosecha, se nota que hay un diseño del vino. Y eso es muy bueno para la industria”, detalló.

Marcelo Belmonte, ingeniero agrónomo y director de Viticultura y Enología de Grupo Peñaflor, participó por primera vez como jurado. Foto: Gentileza
Marcelo Belmonte, ingeniero agrónomo y director de Viticultura y Enología de Grupo Peñaflor, participó por primera vez como jurado. Foto: Gentileza

Marcelo Belmonte, ingeniero agrónomo y director de Viticultura y Enología de Grupo Peñaflor, quien participó por primera vez como jurado, mencionó que la experiencia fue muy buena, porque brinda la oportunidad de conocer gran parte de los vinos que se están produciendo en Argentina, los distintos estilos y el potencial cualitativo.

Añadió que “la discusión interna, que se genera entre los profesionales de las bodegas, también es muy rica y bastante abierta”. Y que, además, dio lugar para analizar un poco “cuál es el techo que tenemos como calidad en Argentina. Vemos que son vinos con mucho potencial y hay diversidad, lo que es bueno para el consumidor”. Pero también consideró que esto ayuda al productor, porque a veces escriben comentarios de la cata, para que funcione de modo colaborativo y permita que la industria siga mejorando.

El jurado a pleno, después de terminar su labor para el Tercer Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14. Foto: Gentileza
El jurado a pleno, después de terminar su labor para el Tercer Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas Guarda 14. Foto: Gentileza

Estela Perinetti, ingeniera agrónoma, enóloga y dueña de Las Estelas Wines, destacó el servicio en el Hotel Diplomatic -los sommeliers de la cata fueron del Wine Institute- e indicó que la sala permite una buena evaluación de los vinos que se están probando. “El sistema informático también ayuda a que sea un poquito más ágil, más fácil”, señaló.

“Es una cata totalmente a ciegas, porque el jurado no tiene conocimientos de la variedad ni la gama. A veces está informado el año, a veces no. Lo cual implica jugar de manera lo más imparcial posible. Porque hay vinos que, puestos en contexto, pueden ser evaluados diferente”, planteó. “Creo que sirve para crecer en la industria. Animarse a mandar una muestra, a decir, ‘bueno, me arriesgo a que me evalúen totalmente a ciegas sin saber quién soy’. Genera para una bodega un muy buen feedback. Y también podés encontrarte con una hermosa sorpresa. Vinos no muy conocidos que son premiados”, evaluó.

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