La cepa emblema está de festejo. En los últimos diez años se duplicó el consumo en Argentina. El año pasado se exportó a 122 países.
Más de 160 millones de botellas etiquetadas bajo 1.800 marcas de Malbec representaron a Argentina en el mundo durante el 2021. La cifra, según datos del Observatorio Vitivinícola, fue récord y marca el ritmo de lo que la cepa emblema hace para representar nuestro terruño en más de 122 países.
El varietal tiene un nombre propio y bien podría encolumnarse junto al de otros famosos argentinos como Messi, el papa Francisco, el tango y la carne argentina. Es que si bien, en el comercio mundial de vinos, Argentina aún representa una parte pequeña, lo cierto es que el malbec sostiene en gran parte la reputación y los envíos al exterior. Así de cada 10 dólares que ingresan por exportación, más de 6 los aporta el Malbec. Las exportaciones de este varietal han crecido en volumen 51,8% y en valor 22,1% en los últimos 10 años, siendo Reino Unido, Estados Unidos, Brasil, Canadá, Alemania, los principales destinos.
Sin techo
“El malbec no tiene techo”, es una frase que hemos reflejado en las páginas de Los Andes a lo largo de los últimos 20 años: Nicolás Catena, Alberto Arizu, Susana Balbo, Alejandro Vigil, Eduardo López, Roberto de la Mota, Daniel Pi, Eduardo Sancho, entre otros, con sus matices sostuvieron durante este periodo, que la cepa emblema es el norte. Y lo cierto, es que no se equivocaron.
La superficie cultivada con Malbec creció 31% entre 2012 y 2021. Está presente en 17 de las 18 provincias vitivinícolas de Argentina, alcanzando en 2021 las 46.366 hectáreas. Mendoza es líder indiscutido y un dato curioso: el 63% del total de la superficie de la variedad se encuentra en el Valle de Uco y Luján de Cuyo, las zonas de donde salen los vinos más premiados de Argentina.
En el mercado doméstico elegimos cada vez más Malbec, en la última década el consumo de la cepa emblema se duplicó: mostrando en el año 2021 un incremento del 103,2% respecto al año 2012 y del 6,7% en el último año.
El Malbec también terminó cambiando las tendencias consumo de varietales de los argentinos, así hoy el 15% de lo que se consume es Malbec, mientras que Cabernet Sauvignon tiene 4% y Bonarda el 2%; los blancos Chardonnay 2% y Torrontés y Chenín 1% cada uno.
Daniel Rada, responsable del Observatorio Vitivinícola Argentino entiende que el Malbec compone uno de los segmentos más estables de las ventas de vino tanto a nivel nacional como internacional. “Está impulsando las ventas en el exterior y duplicó en diez años las ventas en el mercado interno”, indicó.
Llegada, crisis y resurgimiento
El Malbec llegó a Argentina en 1853 de la mano del francés Michel Aimé Pouget (1821-1875), un agrónomo contratado por el presidente Domingo Faustino Sarmiento para llevar adelante la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza.
El objetivo de aquella comitiva fue incorporar nuevas variedades de cepas para mejorar la industria vitivinícola nacional. De esa forma, según datos de Wines of Argentina, el 17 de abril de 1853, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial con vistas a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Este proyecto fue aprobado con fuerza de Ley por la Cámara de Representantes, el 6 de septiembre del mismo año. Es por ello que el día mundial del malbec se celebra el 17 de abril
Con la llegada de los inmigrantes, tanto españoles como italianos, la industria del vino creció rápidamente en la provincia y en el país. Hacia 1962. datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, mostraban un total de 58.577 hectáreas, eso significaba una participación del 22% sobre el total de la superficie cultivada. Sin embargo, transitando los 80s y 90s cuando los genéricos ocupaban gran parte de la mesa de los argentinos y los Cabernet Sauvignon y Chadonnay conformaban los envíos que se hacían al exterior, la cepa emblema tocó fondo. Así entre 1995 y 1996 el varietal marcó su punto más bajo en superficie alcanzando los 9.746 hectáreas. Según datos del INV, se perdieron 48.831 hectáreas que fueron en su gran mayoría reconvertidas a criollas de mayor productividad y alta demanda en el mercado.
“En los 80s, los mercados internacionales nos pedían Cabernet Sauvignon y Chardonnay. Era lo que conocían, nosotros de a poco les mostrábamos el Malbec. Gustaba y te decían: ‘puede ser´.. mándame un par cajas pero eso era todo “, así recuerda Juan José Canay, quien por más de 30 años fue gerente de exportaciones en Peñalfor, como era ofrecer Malbec en aquella época
Para Alberto Arizu (P) de Luigi Bosca uno de los hitos para recuperar el malbec fue la crecación de la Denominación de Origen Controlada (DOC) Luján de Cuyo. Allí se sentaron las bases para comenzar a defender el malbec y de a poco ponerlo en otra vez en la vidriera internacional.
Cabe recordar que la DOC fue creada en 1989 y nació con el objetivo de proteger, promover y difundir el encepado tinto característico constituido mayoritariamente por la variedad Malbec.
Roberto de la Mota (Mendel Wines), otro de los grandes referentes de la industria coincidió con Arizu, sobre la importancia de desarrollar una DOC como la de Luján de Cuyo para poner en valor el Malbec.
Pero entre aquellos vinos y los que conocemos hoy había grandes diferencias. “Sabíamos que el malbec nos hacía únicos pero los estilos eran muy diversos y divergentes”, recordó Susana Balbo (Dominio del Plata), quien aseguró que a medidos de los 90s mientras la superficie caía a su mínima expresión comenzaron las reuniones entre algunos técnicos para empezar a trabajar entre todos y desarrollar cuáles eran los parámetros de un gran malbec, lo que forjaría los cimientos.
Cuarenta años, algunos pocos
Un puñado de bodegas tienen cavas con añadas superiores a los 40 años y vinos a la venta. A diferencia de lo que sucede en Europa, principalmente en Francia donde las colecciones son amplias, en Argentina es difícil encontrar malbecs con 40 años de guarda, a los que pueda acceder un consumidor promedio.
De hecho, los que hay disponibles están en cavas privadas de bodegas, no se comercializan y dependiendo de la forma en que fueron almacenados algunos tienen resultados dispares.
Sin embargo, unas pocas vinotecas tienen ejemplares de malbecs de entre 40 y 45 años que dan cuenta del potencial de cepaje emblema. Asi se puede encontrar a la venta un Luigi Bosca Reserva Malbec 1978 a $ 818.752 la botella, un Vg Weinert Malbec 1977 Estrella a $ 139.427, un Norton Malbec 1979 a $ 30.600 y un Lagarde Malbec 1985 a $69.120.
“Lamentablemente no hemos sido capaces de guardar sistemáticamente ejemplares. Hay vinos maravillosos de la década del 70. Pero forman parte de colecciones de gente que tenía la convicción de que se podían hacer vinos varietales y de guarda malbec. Creo que había más vocación de algunos enólogos de tener sus vinos guardados”, comentó De la Mota, quien recordó a su padre, Don Raul de la Mota, uno de los enólogos pioneros en vinificar varietales, entre ellos malbecs, que tuvo un incalculable aporte en desarrollar algunas de cavas privadas que hoy hay en algunas bodegas argentinas.