El primer país en implementar esta medida es el Reino Unido donde el gobierno planea modificar su definición legal de vino en respuesta a la creciente demanda de bebidas con bajo contenido de alcohol.
Los líderes políticos a nivel mundial continúan ejerciendo presión para reducir el consumo de alcohol. Aunque la industria de bebidas tiene legítimas preocupaciones acerca de lo que algunos denominan una “neo prohibición”, existe una vía intermedia que los gobiernos podrían seguir para moderar el consumo: satisfacer la demanda de alternativas con bajo contenido de alcohol en el mercado. Esto a menudo implica cambiar la forma en que etiquetamos y hablamos del alcohol, una solución menos amenazante que declarar simplemente que “el alcohol es el nuevo tabaco”.
Según Wine Enthusiast, un ejemplo de este enfoque se está produciendo en el Reino Unido, donde el gobierno planea modificar su definición legal de vino en respuesta a la creciente demanda de bebidas con bajo contenido de alcohol por parte de los consumidores. Bajo las leyes anteriores al Brexit, heredadas de la UE, un producto debía contener al menos un 8,5% de alcohol por volumen para ser etiquetado como “vino”.
Sin embargo, esta ley será derogada el próximo año, y el umbral se reducirá a un 0%. Un portavoz del gobierno explicó que esta medida responde “a la creciente demanda de alternativas bajas en alcohol y para dar a los consumidores más opciones”. Estas nuevas reglas equipararán el vino con la cerveza o la sidra con bajo contenido de alcohol o sin alcohol, que no enfrentan tales regulaciones.
Es natural que la industria muestre cierta cautela y escepticismo. La Asociación de Comercio de Vinos y Bebidas Espirituosas del Reino Unido expresó su intención de trabajar con estos cambios en lugar de oponerse a ellos. Reconocen la importancia de evitar confundir a los consumidores y abogan por normas de etiquetado claras.
El gobierno del Reino Unido también está considerando otras medidas para fomentar el consumo de bebidas sin alcohol o con bajo contenido de alcohol. Entre ellas se encuentra elevar el umbral para describir una bebida como “sin alcohol” al 0,5% de alcohol por volumen, alineándolo con las regulaciones de Estados Unidos. Además, el gobierno planea levantar la prohibición de la venta de “piquet”, una bebida tradicional francesa con bajo contenido de alcohol elaborada a partir de la fermentación del segundo prensado de orujo de uva y agua.
Si bien es natural tener preocupaciones iniciales sobre estos cambios en la definición del vino con bajo contenido de alcohol, puede ser un enfoque político que beneficie tanto a los defensores de la salud como a la industria de bebidas.
El enfoque de “beber con atención” está ganando terreno, que considera el consumo de alcohol como un espectro. Esto implica normalizar las opciones alternativas mientras se reconoce la importancia cultural del alcohol. Algunas personas pueden estar interesadas en consumir vinos con un contenido de alcohol entre 4% y 8%, y esto podría ser una solución válida.
La clave está en ofrecer a las personas opciones y permitirles explorar estas alternativas en sus propios términos. La industria debe comprender que la salud y el bienestar de los consumidores son una prioridad. Derek Brown, autor de “Mindful Mixology: A Comprehensive Guide to No- and Low-Alcohol Cocktails,” sostiene que no se trata de eliminar por completo el alcohol de la vida de las personas, sino de brindarles opciones que se ajusten a su estilo de vida y preferencias.