El reconocido enólogo estadounidense, propietario en el país de Viña Cobos, brindó una charla en la que dio su perspectiva acerca de la industria nacional.
Si hablamos de la historia del Malbec, el nombre de Paul Hobbs tiene asegurado un capítulo importante. Es que si bien no es argentino, desde su llegada al país en los ‘90 el “Steve Jobs del vino”, apodado así por la Revista Forbes, fue uno de los grandes impulsores del varietal en el mundo y hasta se convirtió en el propietario de su propia bodega, Viña Cobos, la que hoy elabora algunos de los Malbecs del país más caros y prestigiosos del mercado.
Desde California, el enólogo estadounidense fue protagonista de la charla “Paul Hobbs: Nuevas tendencias del vino. Cómo está Argentina proyectada en el mundo”, organizada por Winexperts de Argentina. Allí, brindó interesantes conceptos acerca de la cepa emblema de la vitivinicultura argentina, las nuevas tendencias y más.
La evolución del Malbec
A pesar de que llegó en 1988 para elaborar Chardonnay y Cabernet Sauvignon, Paul Hobbs se convirtió en un referente del Malbec y vivió desde adentro toda su evolución. “Para mí, el Malbec en Argentina viene con una tendencia de crecimiento muy fuerte, muy buena. Cuando tuvimos las primeras cosechas que se lanzaron al mercado internacional en los años ‘94 y ‘95 no fueron tan bien reconocidas, pero después en los ‘90 se hizo más fuerte”, recordó.
“De hecho, la categoría estaba candente, al punto que no había suficiente Malbec plantado en Argentina para satisfacer la demanda. Eso llevó a prácticas dañinas, lo que produjo una caída y la gente se alejó un poco del Malbec. Pero, en los últimos 10 años hemos visto un crecimiento constante, particularmente en los últimos 5 años, cuando el Malbec ha alcanzado una presencia a nivel internacional en los mercados” destacó.
Para Hobbs, eso se ha dado por un refinamiento del estilo argentino: “Estoy muy encantado con esta nueva aceptación que tiene el Malbec. Creo que mucho de eso obedece al cambio que hicimos en el estilo. A principios de los ‘90 era difícil de reconocerlo como un varietal único. Ni siquiera el público local o el internacional reconocía cómo era realmente el Malbec. Ahora, con el cambio en la elaboración el nivel mejoró mucho y contamos con un Malbec muy refinado”.
“En el curso de los últimos 20 o 30 años se produjeron muchos cambios en el estilo. En los ‘80 tenían una alta oxidación y no eran aptos para el mercado internacional. En los ‘90 se mejoró eso, pero se llegó a producir una exageración en cuanto al estilo, se excedieron límites y se perdió balance. Pero ahora podemos decir que los vinos argentinos son de clase mundial en cuanto a su equilibrio, su potencia, su concentración y fineza”, sostuvo.
En qué trabajar para seguir creciendo en el mundo
Conforme a lo dicho por Paul Hobbs, la clave para seguir posicionando el vino argentino en el mundo es trabajar intensamente en la alta gama. En este sentido, comentó que con Viña Cobos presentarán uno de sus Malbecs en La Place de Burdeos, considerado el Wall Street del vino y una de las redes comerciales más importantes del mundo. “Eso es una presencia importante. Podemos decir que ahora todo el mundo tiene en la cabeza al Malbec y se ha convertido en uno de los mejores vinos a lo largo del año”, dijo.
“Creo que la pregunta es cómo concientizar a los consumidores acerca del concepto de calidad de Argentina con vinos premium. Al principio, en los ‘90, se los consideraba como vinos de gama baja. Pero la pregunta es cómo hacer que esos vinos sean reconocidos en los niveles más altos. Una de las posibilidades es la presentación en la Place de Burdeos, pero también estamos buscando otros vehículos para ayudar a los consumidores a ganar el reconocimiento de que Argentina puede ser catalogado como un productor de vinos de primer nivel, con precios que se traducen en esa categoría”, aseguró.
Para Hobbs, la forma de penetrar en el segmento más elevado del mundo es presentar los vinos más caros, que pueden venderse a 250 o 300 dólares la botella. “Si podemos crear esa imagen de los vinos de Argentina, que tienen un alto nivel, podemos cambiar la percepción de buenos vinos de toda la región. Tenemos que estar listos para ese compromiso y contribuir para las inversiones. Porque cuando se alcance ese nivel, todo el valor del producto se puede volver a reinvertir en mejores uvas, mejores condiciones para los trabajadores y se vuelve a generar el ciclo”, explicó.
Otra de las claves para este posicionamiento, desde la perspectiva de Hobbs es que su precio no esté por debajo del que les corresponde. “Tenemos que tener presente siempre la relación de precio y prestigio, buscando no que se lo reconozca en el segmento bajo, si no lograr una gran cantidad en la más alta gama y superar el precio más alto. De esa manera se va a dar reconocimiento a toda la región, como sucede con Napa, Borgoña, Burdeos. No la situación que se da en España, donde terminan tomando muy buenos vinos pero con un precio relativamente bajo”, ejemplificó.
Las nuevas tendencias y los otros varietales de Argentina
Paul Hobbs también habló acerca de las posibilidades que ofrecen otros varietales en el país: “Sabemos bien que Argentina es un país grande y tiene muchos micro y macro terroirs. Provincias como Mendoza y Salta, o la Patagonia, tienen una diversidad de tipos de suelos y climas, aunque siempre apuntado a los climas mediterráneos. Ya sabemos que el Chardonnay está bien establecido en el mercado internacional y la mente de los consumidores, pero también podemos hablar del Semillón o algunos blends como posibilidades en la categoría de los blancos”, opinó.
“Respecto a los tintos, sabemos que, hablando específicamente de Mendoza, tiene suelos ideales para el Cabernet Sauvignon u otras variedades originarias de Burdeos, Cabernet Franc o Merlot, por sus suelos bien drenados y de origen aluvional. Por otro lado, las precipitaciones favorecen en las condiciones. Y un tercer factor es la belleza de la Cordillera de los Andes y los beneficios que ofrece con su inclinación, lo que es importante para la diversidad. Argentina es bastante afortunada”, describió Hobbs.
El propietario de Viña Cobos hizo hincapié en que el Malbec ya tiene aceptación y reconocimiento en todo el mundo, lo que no tiene que ser un limitante para seguir promoviendo otras variedades en el futuro. “Creo que no hay que pensar en límites de la variedad o la calidad, creo que la dificultad está en transmitir que existen otras variedades que pueden salir de Argentina”, puntualizó. Asimismo, aseguró que aún no se tiene consciencia en el mercado internacional acerca de la crianza de los vinos argentinos y el potencial de guarda que pueden tener.
“En Argentina hay diversidad de estilos. Una ventaja de los argentinos es que aprecian el arte, la belleza y el estilo. Creo que aman la diversidad, entonces se pueden mencionar muchos tipos de productos que se pueden hacer en un nivel muy alto para un grupo muy diverso de gente. Las personas que elaboran los vinos son de diferentes edades, con personas que llevan mucho tiempo en la industria y otros muy jóvenes. En el medio hay un grupo que siempre están experimentando. En general, en Argentina la gente es educada, trabajadora, creativa, le gusta asumir riesgos. Eso es un mensaje que genera interés en la industria”, destacó.
Profundizado acerca de este concepto, completó: “Hay muchas regiones en las que no hay mucha innovación o cambio. En Argentina si se nota ese impulso para ser disruptivos, para generar cambios y explorar. Eso se valora y aprecia en el mercado. Más allá de los estilos, lo que se empieza a valorar es el tema del terroir, dónde va bien un varietal, cómo debe cultivarse. Eso creo que es donde va Argentina, incluso cuando sean pequeñas parcelas. Con estudio y trabajo incansable se logra ese perfeccionamiento”.