El crítico inglés pasó nuevamente por el país para realizar una nueva edición de su reporte anual. Los desafíos de Argentina más allá del Malbec, vinos desalcoholizados, la evolución de los blancos y más.
Más de 40 bodegas en Mendoza y más de 1.800 vinos probados de nuestra provincia, San Juan, La Rioja, Jujuy, Salta, Cafayate, Catamarca, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut, ese fue el saldo que dejó la última visita de Tim Atkin a Argentina. El Master of Wine inglés, que lleva más de 30 años recorriendo y probando vinos en nuestro país, llegó una vez más, de la mano de Wines of Argentina (WofA), para escribir una nueva edición de su reporte anual de la vitivinicultura argentina.
En este contexto fue que habló con Los Andes, donde profundizó sobre las grandes sorpresas que se llevó esta temporada, con una mención especial para los vinos de la añada 2021, el crecimiento del país en los vinos blancos, el creciente consumo de los vinos desalcoholizados, las oportunidades más allá del Malbec y mucho más.
- ¿Cuáles fueron las sorpresas que encontró este año en el vino argentino?
- Siempre me encuentro con nuevos productores, que mencionaré en el informe cuando salga más adelante este año. Quizás esta vez no tuve sorpresas tan grandes como el año pasado que viajé a Córdoba por primera vez, pero siempre hay sorpresas individuales con nuevas bodegas que descubro o nuevos estilos de vino. Y este año degusté en Buenos Aires vinos de las regiones norte y del sur del país que enviaron sus muestras. Y también estuve en Mendoza, donde probé vinos de San Rafael, San Juan y La Rioja. Así que estuve basado en esos dos lugares. Esto no significa, como dije, que no hubiera sorpresas individuales.
Quedé muy impresionado tanto con las cosechas 2021 como 2022, con estilos ligeramente más frescos, especialmente la 2021. Creo que es una cosecha realmente buena en materia de tintos.
- ¿Cómo se hace para seguir sorprendiéndose o descubriendo nuevas cosas después de tantos años visitando el país?
- Bueno, supongo que he respondido eso de alguna manera. Llevo mucho tiempo viniendo a Argentina, creo que desde 1992. ¡Ayudaaa! ¡Mucho tiempo! Pero siempre hay sorpresas porque las cosas van evolucionando. Y cuando miro hacia atrás a lo largo de los años que llevo haciéndolo, los 30 y tantos años de visita al país, los cambios han sido enormes. Y a veces es necesario mirar hacia atrás más de un año, pero mirar hacia atrás cinco o diez años para comprender qué tan rápido se está desarrollando Argentina como país productor de vino. No sólo en términos de nuevas áreas, sino también de nuevos productores, productores más jóvenes, nuevos estilos de vino. Por eso siempre hay descubrimientos, y es una de las grandes cosas que me gusta de volver a Argentina cada año.
Dicho esto, conociendo bien el país, creo que es muy importante para mí volver todos los años. Me permite ver esos pequeños pasos, si se quiere, esos pequeños niveles de evolución que están cambiando al país para mejor.
- Las tendencias mundiales apuntan a una menor graduación alcohólica o a hasta vinos desalcoholizados. ¿Qué opina de estas categorías? ¿Argentina tiene el potencial para competir allí?
- Bueno, espero que el mundo no vaya hacia vinos desalcoholizados porque no creo que sean buenos, si nos referimos por eso a vinos sin absolutamente nada de alcohol. Pero creo que ir hacia vinos con menos alcohol es algo bueno. En general, diría que hay excelentes variedades que necesitan niveles más altos de alcohol y necesitan estar llenas de cuerpo y con estilo. Pero creo que los vinos con cuerpo más ligero, y con eso en Argentina, probablemente estoy hablando de 13,5% a 14% de alcohol o menos. Esos vinos combinan mejor con la comida; creo que hoy la gente es más consciente de las calorías y ese tipo de cosas, y de la graduación alcohólica. Entonces creo que sí, Argentina puede competir. Obviamente, la mayoría de las zonas vitivinícolas de Argentina están en lugares cálidos y con mucho sol. Y de alguna manera es necesario reducir o mitigar, si se quiere, el efecto de la luz solar sobre los vinos. Pero hay muchas maneras de hacerlo: cosechando antes, buscando mayor altitud, yendo también a nuevas latitudes y usando diferentes variedades de uva, con niveles naturales más bajos de alcohol, menos conversión de azúcar, en la botella.
Así que Argentina ciertamente puede competir, pero no debe ignorar el hecho de que a la gente todavía le gustan los vinos con mucho cuerpo y mucho sabor. Y Argentina probablemente sea tan bueno como cualquier otro país del mundo en eso. Entonces me gustaría que Argentina siguiera enfatizando su diversidad, no solo enfocándose en vinos más livianos, sino elaborando diferentes estilos de vino para diferentes tipos de consumidores.
- También el mundo ha ampliado su consumo de vinos blancos. ¿Qué nivel encontró en el país? ¿Qué potencial tienen los vinos argentinos para ganar mercado en esta categoría?
- El mundo toma cada vez más vinos blancos…Creo que es verdad. También se toman muchos más vinos rosados. Y creo que el nivel de los blancos en Argentina ha sido una de las grandes mejoras, si se quiere, en los últimos 15 años. Ya lo he dicho antes: creo que hace 15 años era raro encontrar más de media docena de blancos realmente buenos en el país. Y ahora probablemente sean 50 o 100. Y podría decir que 20 o 30 de ellos son muy, muy especiales realmente. No les voy a decir exactamente cuántos obtuvieron buenos puntajes en mi informe; tienen que esperar hasta que salga más adelante este año. Pero a los vinos blancos les ha ido extremadamente bien. Creo que sí, Argentina puede ganar market share porque tiene una gama muy amplia de variedades blancas excelentes. Es muy buena produciendo Chardonnay, Sauvignon Blanc, Torrontés, que es una variedad de especialidad local. Pero también es muy buena con Semillón y Chenin Blanc, también con white blends. Y creo que un área muy grande de posible desarrollo y de participación de mercado a futuro sería con sus blends blancos.
- Argentina ha demostrado, y usted lo ha remarcado a lo largo de sus informes en años anteriores, que se puede crecer mucho más allá del Malbec. ¿Dónde deberían centrar sus esfuerzos los productores para ganar espacio en las góndolas del mundo?
- Tenés razón en que he señalado ese punto varias veces en el pasado. Creo que el Malbec, especialmente en los mercados de exportación, todavía tiene mucho potencial. Creo que la gente realmente no entiende que hay más de uno, un par…dos o tres estilos de Malbec. Si comparamos, por ejemplo, un Malbec de algún lugar como San Pablo, con uno de Luján (de Cuyo), con uno de la zona Este de Mendoza, con uno de Chubut, de Provincia de Buenos Aires, de Jujuy, de La Rioja, todas estas zonas y dentro de esas mismas zonas, diferentes productores hacen diferentes estilos de Malbec. Entonces creo que hay más camino para que Argentina conduzca o siga con el Malbec. Dicho esto, debido a su historia y sus vínculos con Argentina, España y Francia y la diversidad de variedades de uva que tiene, Argentina puede producir cualquier estilo de vino en el mundo, realmente. Y creo que es importante decirle a la gente que no es sólo el Malbec, por muy bueno que sea, la carta de presentación del país. Creo que es la diversidad la verdadera tarjeta de presentación. No es sólo el Malbec, es el hecho de que Argentina, como dije, puede producir tantos estilos diferentes de vino. Así que creo que los productores argentinos deberían mantener esa diversidad y tal vez incluso aumentarla mirando variedades de uva como Garnacha y Tempranillo, que no necesariamente se plantan tan ampliamente, particularmente en buenas áreas, y aumentar las plantaciones e intentar crear estilos de vino diferentes con ellas.
- ¿Qué acciones deberían tomar los productores argentinos ante una problemática como la del cambio climático? ¿Qué zonas podemos esperar que tengan mayor potencial de calidad o reconocimiento ante esta problemática?
- El cambio climático es un problema en todas partes, no sólo en Argentina. Y creo que lo que necesita hacer son cosas que la gente está haciendo en otros lugares. Pero Argentina, en cierto sentido, se enfrenta a esto porque la mayoría de los lugares en los que se cultivan variedades de uva son zonas cálidas. Pero la gran ventaja de Argentina es que es un país grande, por lo que puede utilizar la latitud, especialmente extendiéndose hacia el sur; puede avanzar hacia el Atlántico en el este, cerca de la provincia de Buenos Aires, y tiene los Andes, que puede ir cada vez más y más alto.
Mientras haya agua o acceso al agua, y eso es parte del desafío del cambio climático, creo que no tiene por qué ser un desafío particularmente grande para Argentina. Creo que Argentina es capaz de superarlo, sobre todo con riego por goteo. Y creo que el riego por goteo, que se introdujo en el país en la década de 1990 desde Israel, ha hecho mucho más fácil el cultivo en laderas de zonas más frías, al pie de los Andes en particular.
Las áreas que creo que tienen potencial, bueno, creo que en cualquier lugar alto o más al sur y más fresco en la Patagonia o cerca del océano Atlántico, cualquiera de esas áreas tiene potencial, realmente, para lidiar con el cambio climático. Es claramente un desafío para todos, pero creo que Argentina está ciertamente en mejor posición que muchos países para poder afrontarlo.
- ¿Argentina ha dejado de ser considerado un referente en la relación precio/calidad ante el mundo?
- Creo que es difícil para el país. Obviamente, parte de eso es la inflación. Y los vinos argentinos, particularmente los que se exportan, tienden a ser bastante caros en los mercados de exportación. Algunas grandes empresas consiguen llevar grandes volúmenes de vinos al extranjero; a veces se envían a granel y se embotellan en el mercado. Pero no siempre. Es posible conseguir vinos en el extranjero que todavía tienen una relación calidad-precio comparativamente buena. Pero creo que definitivamente es un desafío para el país.
Lo que en Inglaterra llamamos el “bargain-basement” (sótano de gangas), es decir, ser visto como el más barato del mundo, es algo que ciertamente ha afectado a España y Sudáfrica y, hasta cierto punto, también a Chile, e incluso a partes de Italia y Francia. No es algo bueno, porque entonces los vinos se convierten simplemente en una commodity. Entonces, aunque los vinos argentinos suelen ser un poco más caros que algunos de sus competidores, eso no es necesariamente algo malo. Probablemente sea bastante bueno para su imagen que se perciba que produce algo que tiene un precio ligeramente más alto en lugar de, como dije, competir siempre en el extremo inferior del mercado.
- ¿Qué opina del cambio político del país y situación de las exportaciones argentinas? ¿Desde el exterior ven una posible salida a la crisis?
- Siempre es difícil para un extranjero comentar sobre la política de otro país. ¿Quién sabe qué pasará en Argentina en los próximos meses? La inflación parece estar bajando. Pero la desventaja de esto es que Argentina también parece estar entrando en una recesión.
Creo que mucha gente tendrá dificultades. Y supongo que es una cuestión de si sienten que las luchas que enfrentan valen la pena a largo plazo para reducir la inflación y vivir en un país donde la economía está mejor equilibrada. La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio blue parece haberse reducido. Creo que eso es algo bueno. El hecho de que la gente pueda hacer pagos fuera del país para importar cosas como barriles y botellas con dólares; que puede sacar dinero del país, eso es algo positivo.
En el futuro quién sabe si podrán importar dólares sin tener que convertirlos a pesos; eso sería algo positivo también. No sé qué va a pasar, en realidad, nadie lo sabe durante los próximos meses. Pero creo que hasta ahora algunas de las cosas que han sucedido han sido positivas para la industria del vino, particularmente en términos de exportaciones y, como dije, de importación de insumos como barriles, botellas, levaduras y todo ese tipo de cosas. La desventaja, y nuevamente debo enfatizar esto, es el lado recesivo y el dolor que muchas personas, algunas de las cuales viven en Mendoza y en otras partes del país con grandes industrias vitivinícolas, creo que eso podría ser un problema. Así que espero que la recesión no sea demasiado dura. Tengo muchas esperanzas de que la economía de Argentina se vuelva más estable porque creo que es algo muy dañino. Es algo que debilita a la industria y dificulta que la gente produzca vino, casi como si tuvieran un brazo atado a la espalda.
Así que crucemos los dedos para que la economía esté mucho mejor o salga de los problemas que ha tenido. Realmente, en el tiempo que llevo escribiendo sobre Argentina ha habido buenos momentos, pero la crisis económica, si se puede llamar así, ha sido casi constante. Así que “fingers crossed”, como decimos.