Hablamos sobre la actualidad de la bodega y el enoturismo con María de los Ángeles Massa, la nueva coordinadora de visitas.
Innovación. La Bodega Trapiche ha obtenido un buen número de reconocimientos internacionales por su oferta enológica y turística y con tantos años de historia, sostenerse en esa élite es siempre difícil.
Sus ofertas enoturísticas se centran en un restaurante con una propuesta de maridaje interesante, un bar de vino tirado y la posibilidad de tener una visita guiada por las instalaciones, que se erigen en el suelo maipucino desde hace nada menos que 110 años.
Esta oferta es coordinada desde hace menos de una semana por María de los Ángeles Massa, una profesional salteña que ya trabajaba para el Grupo Peñaflor pero en la Bodega El Esteco, de la misma provincia. Con la premisa de mantener a Trapiche entre lo más competente de la provincia en materia enoturismo, nos cuenta…
¿Cuál es la clave?
Lo más importante que buscamos comunicar es la innovación. La bodega, con todos los años que lleva en la industria, se ha podido posicionar con sus vinos de esta manera. Más allá de que están las líneas tradicionales y sus clientes, también está ese público que busca lo nuevo, la variedad no conocida, perfiles de suelo, alturas distintas.
La gente demanda no solo volumen sino esa innovación que ha generado que se sumen etiquetas a nuestro porfolio sumamente diverso. Y todo ha tenido una muy buena recepción de parte del público. Lo notamos tanto en la finalización de una degustación como en los canales más formales de venta. Esos son indicios para que entendamos cuál es el camino.
¿Cómo se toman los premios?
Recibir premios para nosotros es muy importante porque Mendoza es una gran provincia vitivinícola y la competencia es muy importante. Se vive otra realidad en los Valles Calchaquíes. Los reconocimientos suman para hacer hincapié en lo que hemos alcanzado con los años y en las cosas que han destacado de la propuesta.
¿Cómo viene el nivel de reservas?
Con bastante movimiento. Después de la pandemia hubo incertidumbre sobre cómo iba a ser el mix de turismo en relación a los extranjeros versus el turismo nacional, después de la exploción de turismo nacional que hubo. Todavía vemos ese resabio de argentinos que querían seguir recorriendo las zonas vitivinícolas del país. Y la verdad es que estamos muy demandados. Y con bastante número de turismo internacional limítrofe también.
En base a tu experiencia en la bodega El Esteco, ¿creés que el turismo nacional siempre es el que impulsa al enoturismo?
Si. El Esteco tiene un mix mucho más nacional que internacional, más allá de que eso se fue equilibrando en los últimos años. En 2019 teníamos un balance de 54% de turismo nacional y el resto internacional, por lo tanto era bastante parejo. Lo que notamos es que al ser una región vitivinícola más pequeña y particular, al turista internacional más experimentado le resultaba interesante ir a visitar la región.
¿Cuáles son las ofertas más destacadas de la bodega?
Espacio Trapiche es el restaurante que viene trabajando con nosotros y está en el mismo predio de la bodega, lo que suma mucho porque la gente puede combinar sus experiencias. Trabajamos con grandes sommeliers que todos los años hacen su aporte para innovar el menú. La gente cada vez entiende más y está más interesada. Hace poco cuando sumamos Estación 83 nos ayudó a descontracturar un poco la oferta, para que la gente pueda disfrutar de una copa de vino tirado de vinos innovadores que se van probando en el mercado.
¿Las propuestas están más descontracturadas?
Si, se nota claramente con los eventos que hemos ido llevando a cabo. La gente quiere disfrutar de manera descontracturada y me parece que el vino tiene la flexibilidad para ofrecerte muchas formas de disfrutarlo. Está bueno romper el concepto que por muchos tuvimos sobre que el vino era algo de un nivel superior. Si mirás nuestro público actual te das cuenta que tenés de todo tipo. El vino une.
¿El enoturismo fue el puntal para que eso pase?
Sí. Yo creo que la gente con el enoturismo empezó a aprender más. Y se incorporó que el vino se toma cuando uno quiere. Es un producto que se adapta a la manera de disfrutar de cada uno, siempre con moderación. Es el mensaje que debe dar el enoturismo, más en Argentina que tiene para descubrir vinos de todos los puntos cardinales.