Este año, el vino enlatado se consolidará. Lo cuenta la sommelier Romina Rolón, quien echa luz y desmitifica creencias sobre este envase.
Es un hecho. Sommeliers, enólogos y periodistas, entre otros entendidos, aseguran que el vino en lata será una de las tendencias de consumo durante 2020 en Argentina. Ante la certeza, se estima que habrá una buena cantidad de importantes bodegas que se sumen a esta iniciativa y lancen al mercado nacional algunos de sus productos en este novedoso envase, como ya lo hacen algunas marcas, pioneras durante el año pasado.
Ahora bien: con el vino en lata, las comparaciones parecen inevitables. ¿Es distinto al de la botella? ¿La lata cambia su sabor; el aluminio lo modifica? ¿El vino en lata viene a competir con la cerveza?
Son muchas las preguntas y para todas hay respuestas. Tal vez, la más recurrente es aquella que tiene que ver con las diferencias de sabor que pueden existir entre un mismo vino en lata o en botella.
Al respecto, son suficientes los estudios realizados –casi en su totalidad en Estados Unidos y Europa- y ya ha quedado más que demostrado, según catas a ciegas realizadas a consumidores, que la diferencia de sabor es esencialmente insignificante entre uno y otro envase.
Una charla con la mendocina Romina Rolón -sommelier internacional y cofundadora de Envinados Mendoza- permitirá echar luz a todos los interrogantes que surgen a partir de esta nueva modalidad de tomar vino en lata y que, al parecer, llegó para quedarse.
-¿El vino en lata compite con una botella de vino?
-De ninguna manera. Creo que el vino en lata es una herramienta para una nueva ocasión de consumo. Su objetivo es fomentar el mayor consumo. Muchas veces el vino quedaba fuera de competencia en situaciones de consumo individual. En un evento cualquiera, normalmente nadie pide abrir una botella de vino si es una sola persona la que va a tomar. A eso nos referimos con consumo individual.
Otro ejemplo concreto es el de su consumo al aire libre, en recitales, festivales. No son espacios done uno pueda llevar una botella de vidrio.
-¿Qué otros beneficios o ventajas tiene el vino en lata?
-Son muchas las ventajas. El vino en lata se enfría más rápido; se puede individualizar –cada uno elige el tipo de vino que quiere: blanco, tinto rosado-; la lata es reciclable -el aluminio se puede volver a utilizar-; la lata no se rompe y podemos llevarla fácilmente y consumir el vino en distintas ocasiones.
-¿Qué tipo de vino vamos a encontrar en una lata?
-Hay que saber que, en lata, vamos a encontrar vinos jóvenes; aquellos que se tienen que tomar dentro de los 12 meses. En ese periodo vamos a tener un vino en todo su esplendor. Encontraremos vinos blancos, tintos, espumantes, rosados, pero jóvenes.
-¿Creés que el aluminio afecta el sabor del vino?
-No se encuentra rastro alguno de sabor a aluminio. Encontramos un vino tal cual como está en la botella. Tiene conservando todo lo que uno puede encontrar en una botella.
-Frente a la lata, ¿la botella corre algún riesgo?
-Ninguno. Por nuestra idiosincrasia, la botella, como así también el corcho, van a seguir teniendo esa mística vinculada al momento del descorche y de compartir un vino en reunión. Ese ritual de presentar una etiqueta, abrir la cápsula, descorchar existe sólo si hay una botella y es único. Además, hay que tener en cuenta que el vidrio favorece la guarda. La botella es irreemplazable.
-¿El vino en lata viene a competir con la cerveza?
-De ninguna manera hay que comparar el vino con la cerveza. Es un error pensar eso, porque son productos totalmente diferentes desde su elaboración, el tiempo que lleva hacer uno y otro producto y hasta en el precio. El consumidor lo confundimos al entablarle esta relación de comparación.
El vino en lata llega para fomentar el consumo de vino en cualquier situación. En momentos en que uno sólo podía elegir una cerveza por comodidad del envase y de traslado, ahora puede elegir un vino por la misma razón. Pero no haciendo una comparación entre ambos.
-¿Qué bodegas fueron pioneras en Mendoza en presentar el vino en lata y cuáles son las que se van sumando?
-Sin dudas, una de las bodegas pioneras fue Santa Julia cuando presentó Tintillo y Chenin Dulce en lata, en 2019. Otra que dio el puntapié inicial fue Estancia Mendoza con Dilema Rosado y Blanco, también el año pasado.
Ahora se suman muchas y muy importantes bodegas: Bianchi, con New Age; Peñaflor, con Dadá; y también Salentein, López, Trivento, Dante Robino y Los Toneles, entre otras.