Las etiquetas de los vinos nos dan mucha información sobre lo que estamos por consumir. En estos últimos tiempos la sustentabilidad y los productos vitivinícolas hechos bajo este término son muy importantes para el consumidor final.
Consumir mejores cosas, con sus mayores propiedades y respetando la naturaleza es algo que se viene practicando hace bastante tiempo, pero con el paso de una pandemia por Covid 19 se pudo en mayor auge. Saber qué estamos tomando o cómo se hizo es uno de los mayor es aprendizajes que nos dejó el confinamiento.
A raíz de todo esto la sostenibilidad ha tomado una gran importancia para muchas empresas y el mundo del vino no se quedó atrás. Según el Observatorio Vitivinícola Argentino este término se devino como el enfoque global de los sistemas de producción y transformación de las uvas, asociando a la vez la continuidad económica de las estructuras y de los territorios, la obtención de productos de calidad, la consideración de las exigencias de una viticultura de precisión, de los riesgos vinculados al medioambiente, a la seguridad de los productos y la salud de los consumidores y la valoración de los aspectos patrimoniales, históricos, culturales, ecológicos y paisajísticos.
En Argentina hay 9.300 hectáreas (ha) cosechadas de uva orgánica, lo cual representa el 4,4% del total cultivado. La campaña 2022 indica que fueron 142 establecimientos (declarados en el Certificado de Ingreso de uva) los que ingresaron uva orgánica por un total de 706.171 quintales. Mendoza recibió el 60,9% de ese total, La Rioja es la segunda en importancia con 18,6% y San Juan en tercer lugar con 17,9%.
El mayor volumen de uva orgánica ingresado a establecimientos corresponde a Malbec (30,1%) seguida por Cereza (14,7%). Luego siguen tres variedades blancas: Torrontés Riojano (9,5%), Chardonnay (5,5%) y Pedro Giménez (5%). El total exportado en el 2022 de vino orgánico fue de 11,47 millones de kilos, aumentando un 3% respecto del año 2021, según datos del Senasa. Del este total, la participación por destinos fue: 50% fue a países de la Unión Europea, 13% a Estados Unidos, 13% Reino Unido, 3% Suiza, 2% Japón y un 21% otros mercados. Entre los países de la Unión Europea que tuvieron el mayor porcentaje de participación se encuentran Dinamarca con el 40% (2,27 millones de kilos) y Suecia con un 30% (1,69 millones de kilos).
Cómo ser un consumidor responsable y apoyar la producción sostenible
Uno de los primeros pasos que recomienda el escrito sobre educación al consumidor de OIV es familiarizarse con las etiquetas de vino que muestran diferentes criterios de certificación como por ejemplo bajo la clasificación de orgánico, biodinámico y sostenible. Sobre todo, lo más importante es saber qué significa todo lo que nos muestra la etiqueta.
En la actualidad muchas bodegas comparten sus prácticas e iniciativas de sostenibilidad y lo comparten por sus canales oficiales de comunicación. También, ofrecen recorridos públicos por sus viñedos y sitios de producción para que pueda conocer en primera persona las prácticas detrás del vino que está bebiendo.
Tips para identificar estos vinos
La certificación orgánica indica que los vinos provienen de un sistema de producción mediante el manejo racional de los recursos naturales y sin la utilización de productos químicos, obteniendo uvas sanas y de calidad, manteniendo o incrementando la fertilidad del suelo.
- Uno de los logos que podemos reconocer se obtiene a través del Programa SUE de aplicación nacional y equivalentes a la Unión Europea es el Orgánico; el segundo de USDA, bajo la Norma NOP (Programa Orgánico Nacional) para Estados Unidos y el último es el aval de la certificadora orgánica brasilera IBD para ese mercado.
- For Life de Responsabilidad Social Empresaria, un sello que promueve la sustentabilidad, las condiciones de trabajo justas, la transparencia y la mejora social en el lugar de trabajo.
- The Vegan Society, la organización vegana más antigua del mundo fundada en el Reino Unido en 1944. Certifica que las bodegas no utilizan sustancias procedentes de animales durante el proceso de elaboración (en particular durante la clarificación de los vinos), como lo son la albúmina de huevo; la caseína, proteína derivada de la leche; la gelatina, que se obtiene de cartílagos de animales; o la llamada ictiocola que se obtiene de la vejiga de algunos pescados.
- NON GMO, aquellos productos libres de organismos genéticamente modificados cuyo ADN se interviene a través de procesos tecnológicos, conocidos como transgénicos. En el caso del vino esto sucede habitualmente con las levaduras, que se modifican para lograr que impartan aromas o sabores determinados.
