Atravesamos uno de los mejores momentos en cuanto a calidad en los vinos, sin embargo, aún es probable encontrar un desperfecto y es importante saber advertirlo.
Degustar un vino es una experiencia que casi siempre cumple con las expectativas de los consumidores, independientemente del contexto en el que sea descorchado.
Esto significa que los estándares de calidad que maneja la industria hoy por hoy son tan elevados que hay enólogos que coinciden en que la industria argentina atraviesa por uno de los mejores momentos en la historia en este sentido.
Sin embargo, en ocasiones esa experiencia puede ser negativa debido a que la botella casualmente contaba con un defecto. Sea por el envasado o simplemente la producción.
Si bien es cada vez menos probable que esto suceda, es importante conocer cuáles son los posibles defectos de una botella y cómo identificarlos con los distintos sentidos.
Veamos los más comunes.
Olor a corcho
Uno de los más comunes defectos del vino es el llamado “olor a corcho” que se produce por un desperfecto del tapón de cierre de madera que posee un compuesto químico llamado TCA, que se puede encontrar en el 4% de las botellas del mundo.
También es un defecto que puede estar en las barricas de roble por lo que en las botellas con corcho sintético y tapa de aluminio también pueden encontrarse.
Para identificarlo, se debe usar la nariz. Se sentirán olores a cartón mojado, moho, hongos. En boca también se perciben.
Vino picado o avinagrado
La acidez volátil de un vino puede producirse ya sea en la fermentación por bacterias presentes en el vino como en la estiba, por algún producto secundario o el deterioro del vino terminado.
También se identifica en el olfato ya que se percibe como vinagre o acetona. Es otro de los defectos más comunes. En el color, aunque de manera menos fácil de identificar, también se percibe. Opaca el brillo y modifica el color.
Oxidación
Este es el proceso mediante el cual el vino entró en contacto excesivo con el oxígeno, sea por desperfecto del corcho o un mal envasado.
Este defecto se percibe con la vista, ya que los tintos suelen perder su intensidad cromática y “amarronarse”, mientras que los blancos se tornan amarillos/dorados y opacos. En olfato la oxigenación se comprueba gracias al aroma a madera vieja. Empieza a perder los aromas frutales e invade el olor rancio y metálico.
Vino azufrado
Este desperfecto se produce cuando se utiliza en el anhídrido sulfuroso, que es un agente antioxidante que se utiliza para proteger el vino. Sin embargo, en exceso, cuando el vino se envasa y pasa tiempo en estiba, al abrirlo, percibimos olor a azufre. De ahí el nombre del defecto.
Es un aroma difícil de eliminar. Cuando es aplicado en la dosis justa, se elimina al abrir, pero puede ser muy penetrante si se aplica mal. En olfato se percibe por su olor a azufre, picante y que da sensación de encierro. Es como oler un fósforo encendiéndose.
Brett
Este defecto es producido por una levadura del género Brettanomyces, que genera aromas desagradables en el vino. Se percibe al olfato, con aromas a caballo, cuero, humedad y transpiración.
Un vino puede tener más defectos, pero hemos visto los más frecuentes y sus modos de identificarlos.
Como explicamos anteriormente, cada vez es menos probable que aparezcan pero hay que estar preparados para advertirlos. Esto facilitará que la experiencia que implica disfrutar de un vino sea la mejor.