En el año 2020 se presentó ante la Unión Europea un proyecto de ley para que se declarase a todas las bebidas alcohólicas, entre ellas el vino, como cancerígenas, y que fueran etiquetadas como los paquetes de cigarrillos u otro tipo de tabaco.
A partir del año 2016, en la Organización Internacional de la Viña y el Vino y como consecuencia de las largas e infructuosas discusiones acerca de los riesgos del consumo de bebidas alcohólicas y entre ellas el vino, el científico Pierre-Louis Teissedre propuso hacer una revisión científica desde 1966 hasta 2020 sobre la asociación específica de diferentes tipos de cáncer y el consumos moderado y responsable del vino.
Para tal fin y bajo mi Vicepresidencia del Grupo de Expertos en Consumo, Nutrición y Salud (CONUSA) se conformó un grupo de trabajo con Zurine Rasines-Perea, Jean-Claude Ruf, Creina Stockley, Arina Oana Antoce, Raquel Romano, Úrsula Fradera y Rena I. Kosti. Científicos pertenecientes a Francia. Australia, Rumania, Argentina, Alemania y Grecia, respectivamente. Este trabajo fue discutido no solo por el grupo, sino que se invitó a referentes mundiales del cáncer y se discutió cada punto y cada tipo de cáncer con la probable relación con el vino siempre bajo consumo moderado y responsable. También intervinieron Wine in Moderation (WIM) y la Secretaría General de la OIV. Este trabajo pretendía zanjar y esclarecer las diferencias entre consumo moderado, nocivo y sus consecuencias.
En el año 2020 se presentó ante la Unión Europea un proyecto de ley para que se declarase a todas las bebidas alcohólicas, entre ellas el vino, como cancerígenas y que fueran etiquetadas como los paquetes de cigarrillos u otro tipo de tabaco. Esto generó una hecatombe entre los países productores europeos, con graves consecuencias para los países que aún cuando no pertenecieran a la Unión Europea, deberían etiquetar a sus vinos como tóxicos.
Pero, vayamos por parte para entender quién es quién y qué rol cumple a nivel mundial.
¿Que funciones cumple la Organización Internacional de la Viña y el Vino (O.I.V.) y específicamente CONUSA?
Contribuye a la seguridad de los consumidores tanto en lo referido a los componentes naturales del vino como a los insumos que se utilizan en las diferentes vinificaciones.
Otra de las funciones de la CONUSA es evaluar los aspectos fisiológicos y nutricionales relacionados con el consumo de productos vitivinícolas. Más precisamente, recoger y difundir información científica y fomentar la investigación sobre los efectos del consumo de vino, uvas y otros productos derivados de la vid en la salud de los humanos. Todas las resoluciones adoptadas se transforman en recomendaciones para los países integrantes de dicha organización, así como también son tomadas por la OMS.
¿Qué es el alcohol o alcohol etílico o etanol?
Es una molécula que desde 1988, ha sido clasificado como carcinógeno del Grupo 1, el nivel de riesgo más alto, por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC).
De hecho, el consumo de alcohol es el tercer factor de riesgo principal para enfermedad y mortalidad en Europa. Representa el 4,65 % de la carga mundial de lesiones y enfermedades, lo que la convierte en una de las causas más prevenibles de lesiones y muerte.
Los tejidos que están en contacto más cercano con el alcohol cuando se ingiere, como las de la cavidad oral, faringe, esófago y laringe, tienen mayor riesgo de volverse cancerosas que otras. El consumo excesivo de alcohol también se asocia con un mayor riesgo de cáncer de estómago, colon, recto, hígado, cánceres de mama y de ovario.
Ahora bien, ¿Qué es la moderación? ¿Cuánto vino debo tomar? ¿Es lo mismo un hombre que una mujer? Estas son las directrices para un consumo moderado de bajo riesgo:
- Hasta 2 unidades de alcohol diarias para una mujer (el equivalente de hasta 200 ml de vino con 12,.5 vol%).
- Hasta 3 unidades de alcohol diarias para un hombre (el equivalente de hasta 300 ml de vino con 12,.5 vol%).
Una “unidad” de alcohol es equivalente a 10 ml de alcohol puro, es decir, aproximadamente media copa de vino tinto de 175 ml.
Estas directrices se aplican cuando el vino se consume como parte de un estilo de vida saludable y activo y el siguiente patrón de consumo:
- Consumiendo vino con las comidas
- Alternando cada vaso de vino con agua
- Evitando beber en exceso en cualquier ocasión.
Debido a la falta de estudios sistemáticos en la revisión se relacionaron, mediante estudios estadísticos, los riesgos generales con el consumo de bebidas alcohólicas, incluido el vino.
Se tomaron 140 referencias relevantes extraídas desde 1966 hasta 2020. Principalmente estudios epidemiológicos sobre grandes poblaciones de enfermos desde que fueron seleccionados desde el diagnóstico hasta el final de la enfermedad y los hábitos de consumo de bebidas y alimentos en general. El estudio, bajo la forma de metanálisis y dependiendo del tipo de cáncer, osciló entre los cinco mil casos y cinco millones de casos relacionados con todas las variables que inciden en el desarrollo de dicha enfermedad.
Se concluyó, entre otras, que los componentes del vino tinto inhiben la formación de colonias de cáncer de mama humano y células de carcinoma de esófago, lo que sugiere que los compuestos fenólicos derivados del vino pueden ser inhibidores, en contraste con el componente alcohólico del vino.
Se debe ser muy claro en este tema: el cáncer es una enfermedad multifactorial y el consumo de vino es analizado en la dosis en la cual no necesita intervención médica (llamado consumo moderado y responsable).
¿A qué conclusiones se llegó?
Para los cánceres del tracto aerodigestivo superior, hígado, colon y recto, cáncer de mama, páncreas, próstata, un consumo excesivo y/o mal uso de bebidas alcohólicas se correlaciona con un mayor riesgo. En cambio se ha encontrado una probable disminución del riesgo de cánceres renales/de riñón, así como de linfomas no Hodgkin, como de linfomas tiroideos, asociados al consumo moderado de bebidas alcohólicas. No hay evidencia de que el cáncer de ovario, gástrico, de cabeza y cuello y de pulmón esté relacionado con el consumo moderado de bebidas alcohólicas.
El cáncer es una enfermedad multifactorial y muchos factores contribuyen a los efectos sobre el estado de salud, por lo general, tanto genéticos como ambiental. Los hábitos (tabaquismo, patrón/hábitos dietéticos/estilo de vida, actividad física), también deben tenerse en cuenta a la hora de definir las frecuencias de consumo adecuadas para los diferentes tipos de bebidas alcohólicas (vino, cerveza, licores).
En octubre de 2020 esta revisión de tantos años, tipos de cánceres y casos fue publicado en una de las revistas más prestigiosas en el mundo del vino (Oeno-one).
En diciembre de 2020 se presentó en la eurocámara de la UE, por parte de los países nórdicos, un proyecto para declarar cancerígenas a todas las bebidas alcohólicas, incluido el vino. La propuesta equiparaba el consumo de vino o cava con el de tabaco y solicitaba que se etiquetara las botellas con imágenes de órganos dañados por el cáncer, tal como se utiliza con el tabaco.
Antes de la votación por el parlamento europeo en febrero de 2021, delegados de la OIV se presentaron con la revisión realizada, se habló y se explicó a los eurodiputados las conclusiones y sobre todo que si se consume de manera responsable y se complementa con una dieta y hábitos saludables, el vino resulta ser saludable.
Los eurodiputados adoptaron por 652 votos a favor, 15 en contra y 27 abstenciones un texto que establece un vínculo entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer. Podría decirse que la votación fue casi unánime a favor del vino.
El Parlamento Europeo aprobó el 16 de febrero del año 2021 una serie de enmiendas a su informe sobre la lucha contra el cáncer para corroborar la evidencia científica: que el vino tomado con moderación no es perjudicial para la salud.
En concreto, según la nueva resolución de la Unión Europea, el consumo “nocivo” de alcohol es el que constituye un riesgo de desarrollar esta enfermedad, y no cualquier consumo, como indicaba inicialmente de manera errónea el informe.
Por una gran mayoría con 392 votos a favor, la parte del texto que indicaba que el consumo de alcohol constituye un factor de riesgo para muchos tipos de cáncer pasa ahora a referirse a un consumo “nocivo” de alcohol para evitar equiparar un consumo excesivo a uno moderado.
Por otro lado, también se elimina otra referencia a que “no existe un nivel de consumo seguro” y pasa a afirmar que “el nivel más seguro de consumo es ninguno” y, en lugar de apoyar una propuesta para mejorar el etiquetado de las bebidas alcohólicas para incluir advertencias sanitarias, opta por pedir que se incluya “información sobre el consumo moderado y responsable”, algo que actualmente ya se encuentra en muchas botellas españolas y del resto de Europa.
De este modo, a partir de ahora no será el vino un factor de riesgo, sino “el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol, la mala alimentación, un índice de masa corporal elevado, un estilo de vida sedentario y la contaminación ambiental son factores de riesgo comunes a otras enfermedades crónicas; se considera, por tanto, que la prevención del cáncer y las medidas de reducción de riesgos deben aplicarse en el contexto de un programa integrado de prevención de enfermedades crónicas”.
Se debe destacar que un trabajo de investigación iniciado por varios países de tres continentes, entre ellos la Argentina, terminó incidiendo en la votación de los eurodiputados y terminando con la discusión de la probable carcinogenicidad del vino consumido de manera moderada y responsable.
Además de la satisfacción del objetivo cumplido, Argentina se posiciona una vez más como un país relevante en materia de su vitivinicultura y de sus expertos científicos.
*La autora es PHD. Integrante de las Comisiones de Expertos de la Farmacopea Argentina. Investigadora del INV, integrante de la Comisión de Expertos de Consumo, Nutrición y Salud de la OIV (Organización Internacional del Vino) y miembro de AMUVA.
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