La investigación científica realizada en Reino Unido trajo una gran noticia para los amantes de esta bebida, ya que incluso podría tener un efecto protector ante este tipo de grasa.
Que el vino es una de las bebidas más benificiosas para la salud en su consumo moderado, no es ninguna novedad. Así como decenas de estudios científicos han comprobado su efecto positivo para prevenir enfermedades cardiovasculares, también se demostró que su ingesta medida está relacionada con un menor tejido adiposo visceral, es decir, la grasa localizada en la región profunda del abdomen, en comparación con otros productos similares.
Esta afirmación fue publicada por la revista internacional Obesity Science & Practice, donde un estudio realizado por Biobanco del Reino Unido hizo foco en la relación entre el alcohol y la obesidad a partir de la selección de los datos de referencia de referencia de 1.869 personas, de entre 40 y 80 años, de toda la nación británica. De esta manera, quedó comprobado un nuevo beneficio del consumo moderado de vino para la salud.
Una de las conclusiones del estudio es que no todas las bebidas están relacionadas con un elevado nivel de grasa en la zona del abdomen. En este sentido, se diferencia al vino de otros alcoholes, ya que su consumo moderado no evidencia una asociación directa con esta grasa dañina. Incluso, para más atributos poitivos para la bebida nacional, podría llegar a tener un efecto protector frente a ella, dependiendo el tipo de vino que se consume, siendo el tinto el más positivo de todos.
Qué dice el estudio
Obesity Science & Practice es una revista internacional que publica los últimos artículos de investigación científica y médica para combatir la epidemia global de la obesidad. El estudio fue publicado con su título original en inglés: Beer, wine, and spirits differentially influence body composition in older white adults a United Kingdom Biobank study.
Este trabajo fue del tipo observacional transversal y fue realizado por un equipo de investigadores internacionales y coordinado por Brittany Larsen, profesora asociada de neurociencia en la Universidad Estatal de Iowa. En conclusión, Larsen y su equipo demostraron que consumir vino tinto podría no conducir a la misma acumulación dañina de grasa que otras bebidas. De hecho, los investigadores lo relacionan con índices más bajos y cierta protección frente a la misma.