Se cree que fue producida en el siglo XVIII y embotellada cerca de 1860. Los importantes banqueros y expresidentes estadounidenses que forman parte de la historia.
Sabemos que el whisky es una bebida que necesita el paso del tiempo para expresar mejor sus virtudes. Sin embargo, a veces el añejamiento se torna más importante que el sabor mismo.
Es el caso de una de las botellas más antiguas del mundo, que probablemente data del siglo XVIII y tuvo como dueños importantes figuras mundiales. En esta nota te contamos la historia.
Según registros, la bebida de tipo Bourbon habría sido embotellada por la destilería Old Ingledew en La Grange, un pueblo del estado de Georgia, Estados Unidos. En un principio se estimó que databa del año 1.850, pero una prueba de carbono 14 realizada por la Universidad de Georgia indicó que el bourbon probablemente se produjo entre 1762 y 1803.
Especialistas creen que la bebida estuvo almacenada en barricas durante un largo periodo de tiempo hasta ser embotellada, se cree, cerca del 1.860.
El contexto histórico estadounidense en aquella época estaba enmarcado por la Guerra de la Independencia estadounidense y la conformación de los estados. Por esos años, además, se dio la Rebelión del Whisky, un importante levantamiento popular en defensa de la industria.
Los dueños
En uno de sus tantos viajes a Georgia, el financiero John Pierpont Morgan la adquirió junto a otras dos botellas idénticas. El hombre fue el fundador nada menos que de JP Morgan Chase & CO, quizás la entidad financiera más relevante del mundo hasta la actualidad.
El hombre de negocios tuvo un hijo, Jack, quien también de profesión banquero, se codeó con importantes influencias. Jack obsequiaría las botellas. Una tuvo destino en un joven Franklin D. Roosevelt, quien luego se convertiría en el 32.º presidente de Estados Unidos. Roosevelt tenía un parentesco lejano con los Morgan.
Otra botella fue destinada a Harry S. Truman, vicepresidente del anterior y quien luego se convertiría en el sucesor tras su muerte. La donación fue efectuada cerca de los años de asunción, en la década del 40′.
La última botella es la única a la que se le pudo dar seguimiento. Jack Morgan se la regaló a James Byrnes, quien luego sería juez de la Corte Suprema de los EE. UU. y gobernador de Carolina del Sur. Byrnes luego le regaló la botella a un vecino y amigo: Francis Drake. Su familia custodió la botella durante tres generaciones, en perfecto estado de conservación.
El año pasado, la reliquia familiar fue vendida en una subasta coordinada por la empresa Skinner Auctioneers. La empresa creía que iba a recibir entre 20.000 y 40.000 dólares. Sin embargo, un fanático entregó nada menos que 137.500 dólares. Se desconoce su identidad pero es quien hoy posee una de las joyas más importantes de la licorería. Si es que no la bebió, claro.