El Gobierno de Vladimir Putin dictó una polémica normativa sobre el etiquetado y desde el lado francés amenazan con cerrar las exportaciones al país.
Las casas champagneras de Francia pidieron el lunes ayuda diplomática por una nueva ley rusa que reserva el término “champagne” a los vinos espumosos producidos en Rusia.
Los productores franceses son favorecidos por la denominación de origen controlada, que se supone que les da el uso exclusivo de la palabra “champagne” en los países que se adhieren al Acuerdo de Lisboa sobre indicaciones geográficas distintivas.
Sin embargo, Rusia no firmó este acuerdo y el viernes el presidente Vladimir Putin firmó una ley que prohíbe el uso de la traducción rusa de champagne, “Shampanskoe”, en las botellas importadas.
Según la normativa, los productores franceses podrán seguir utilizando la palabra en francés, pero también tendrán que escribir “vino espumoso” en cirílico en la parte posterior de las botellas, algo completamente inaceptable para estas marcas.
Los productores “piden a los diplomáticos franceses y europeos que obtengan la modificación de esta ley inaceptable”, según expresó en un comunicado el Comité de Champagne, que agrupa a los viticultores y productores de la región de Champagne, en el noreste de Francia.
La entidad denunció una medida “escandalosa” que “cuestiona más de 20 años de conversaciones bilaterales entre la Unión Europea y Rusia sobre la protección de las denominaciones de origen controlada”, conforme a lo publicado por la agencia de noticias AFP.
“Estas disposiciones conducen a una suspensión temporal de las entregas del producto para evaluar el impacto de esta nueva ley’', dijo la vocera de Moët-Hennessy, Anne Catherine Grimal, según la agencia estatal de noticias RIA-Novosti.
Moët Hennessy, propiedad del conglomerado de lujo LVMH, es el más grande productor de champagne del mundo y está integrado por algunas de las marcas más prestigiosas, entre ellas Dom Perignon, Moët & Chandon y Veuve Clicquot.