Conocé a la “maestra destiladora” que descubrirá los secretos de un “Gran Oro” de Guarda 14

Conversamos con Carolina Hoyos, una de las protagonistas del nuevo movimiento argentino de bebidas artesanales, quien, además, formará parte del prestigioso jurado que tendrá la responsabilidad de catar las mejores espirituosas del país y descubrir “los oros” entre ellas.

Hablamos del Concurso Nacional de Vinos y Espirituosas de Guarda 1. Hasta el 13 de septiembre de 2024, es posible inscribirse. Esta tercera edición, que se llevará a cabo el próximo 2 de octubre en Mendoza y brinda una oportunidad dorada para bodegas y productores de ponerse a prueba en una cata a ciegas. La competencia se regirá por normas internacionales y contará con un jurado de prestigio, compuesto por expertos degustadores de renombre y en la categoría espirituosas, por supuesto, Carolina será una de las piezas clave.

Pero además, la especialista, será parte de otros dos eventos que tendrán lugar en nuestra provincia, al mes siguiente,, en noviembre, Mendoza se prepara para recibir dos de los eventos más destacados del mundo de la destilación en Argentina: la cuarta edición del Congreso de Destiladores Argentinos y la Expo Destilados. Ambos eventos se llevarán a cabo en el prestigioso Espacio Arizu en Godoy Cruz, congregando a los principales referentes y apasionados del sector.

• Un dato a tener en cuenta, los participantes del Codear, tienen un descuento especial para sumarse al Concurso Nacional de Guarda 14, inscribiéndose hasta el 13 de septiembre.

Mientras las inscripciones continúan abiertas, conocemos a Caro Hoyos, la maestra destiladora, que participará como jurado en el próximo Concurso Nacional Guarda 14. Animate a participar, y escuchá sus consejos, antes de preparar tu muestra:

- ¿Cómo iniciaste en el mundo del vino, y luego de los destilados?

Mi trayectoria profesional comenzó con la decisión de venir a Mendoza a estudiar enología, una idea que surgió en el último año de secundaria, en 2005. Durante unas vacaciones con mi familia en Mendoza, visitamos bodegas y conocimos la ciudad. Aunque en Buenos Aires se empezaba a hablar del Malbec argentino y su reconocimiento mundial, mi conocimiento sobre vino era limitado, ya que no solía consumirlo. Sin embargo, el impacto de los viñedos, la montaña, el paisaje y el trabajo en la bodega me impresionó profundamente. Este interés quedó registrado en mi mente y, al regresar a Buenos Aires, empecé a investigar sobre la enología.

Descubrí que había una carrera de cuatro años en la Universidad Juan Agustín Maza, que ofrecía un enfoque muy amplio, abarcando desde física y química hasta procesos de fermentación, el uso de barricas, comercialización y viticultura. Aunque en ese momento no tenía claro cuál sería mi salida laboral, la variedad de opciones que ofrecía la carrera me atrajo. Además, la posibilidad de hacer experiencias en bodegas internacionales también fue un factor decisivo. Con el apoyo de mis padres, decidí mudarme a Mendoza a los 18 años para estudiar enología.

La enología ofrece una amplia variedad de especializaciones: viticultura, procesos químicos, turismo, entre otros. Aunque en ese momento no sabía exactamente a qué enfoque dedicarme, me interesaba conocer todo el proceso, y Mendoza ofrecía todas las posibilidades para obtener una salida laboral. Además, la opción de realizar experiencias en el extranjero también estaba disponible, por lo que elegí Mendoza.

Me mudé a vivir y estudiar en La Maza en 2006. Fue un proceso intenso, lejos de casa y de la familia, con todo lo bueno y lo difícil que conlleva estar lejos. Sin embargo, Mendoza me adoptó; las familias de mis amigos, al saber que estaba sola, me invitaban a pasar los fines de semana con ellos, lo que me ayudó a adaptarme y a enamorarme de la provincia y de la carrera. Me gradué en 2012 y, en el camino, realicé experiencias de vendimia en Estados Unidos y en varias bodegas en Mendoza, como Altos Las Hormigas, Trivento y Renacer. Aprendí y me enamoré aún más de la enología.

Desde 2012 hasta 2016 trabajé en la bodega Los Toneles, donde comencé en el laboratorio y luego supervisé turnos durante la vendimia. Fue entonces cuando me enteré de que se estaba construyendo una planta de destilados al lado de la bodega en Luján, la conocida Casa Tapaus. Me ofrecieron liderar el proyecto, junto con Eduardo Lanuti, el ingeniero encargado. Fue un desafío enorme que me cambió la vida y me permitió explorar nuevas posibilidades, como la destilación de gin, aprendiendo sobre botánicos y el terroir.

Gracias a la oportunidad brindada por la empresa, me instruí en Inglaterra, Escocia e Irlanda, ya que en ese momento había poco conocimiento sobre la destilación, especialmente de gin. Allí pude entender el Enebro, la historia y el origen de estas bebidas. Al regresar, creamos cinco estilos de gin, conocidos como Terrier, y lanzamos varios licores como Viterrojo, Grappa y Brandy. Fue un hermoso comienzo y siempre estaré agradecida a la empresa Millan por esa oportunidad.

Tras tres años intensos desarrollando 14 productos exitosos, apareció una propuesta para unirme al equipo de Tato Giovannoni, un referente mundial en coctelería. La propuesta incluía crear una destilería en el Valle de Uco y seguir desarrollando productos. Decidí unirme al equipo y colaboré en el lanzamiento de productos como Príncipe de los Apóstoles Rosa Mosqueta, un vodka pan y la ginebra El Profeta. La planta quedó armada y fue un desafío enriquecedor que me permitió seguir creciendo en esta carrera.

-Mendocina por adopción, pero, qué tus raíces del sur del país, tu paso por Buenos Aires, ¿todo fue conformando una identidad que se vuelca en tus destilados?

Creo que mis raíces del sur me dieron esa sensación de libertad, de seguir mis sueños y deseos, sin atarme a un solo lugar, sino a donde siento que vibro y existo. Suena un poco abstracto, pero siempre que hablo de mi vida y mi carrera, me gusta compartir desde ese lugar, porque mucha gente pasa la vida haciendo lo que no le gusta o no le hace feliz. A veces es cuestión de escucharse, salir al mundo, viajar un poco, o incluso salir a caminar para volver a encontrarse y ver qué es lo que realmente nos hace felices. A veces, lo más simple parece inalcanzable, pero sí se puede, solo es cuestión de captar esa sensación, vivirla, darle forma y fuerza.

La pandemia fue un punto importante para muchos; si bien fue triste y dolorosa para otros, para algunos fue una oportunidad para estar en silencio y escuchar su voz interna, y así darnos cuenta hacia dónde queríamos ir. Muchos empezaron a cocinar, investigar y estudiar cosas diferentes, lo que también impulsa a la gente a reinventarse. Esto es lo que me llevó a vivir en diferentes lugares y darme cuenta de que puedo pertenecer a varios. Me gusta contar esta historia porque siempre recuerdo mis raíces en Río Negro, en Roca, aunque solo estuve allí dos años. A pesar de eso, siempre siento una conexión con ese lugar.

Luego, Buenos Aires me dio la calle y el aprendizaje escolar, pero Mendoza me brindó el camino para volar, encontrarme y hacer lo que amo.

- ¿Qué consejos darías a quienes desean seguir una carrera en la enología o la destilación?

- Mi principal consejo es escuchar a tu intuición y animarte a seguir tus pasiones, incluso si eso significa enfrentar incertidumbre. A veces, es necesario salir de tu zona de confort y probar cosas nuevas para descubrir lo que realmente te apasiona. La enología y la destilación son campos que requieren tanto conocimiento técnico como creatividad, y disfrutar del proceso y del placer que estas bebidas pueden ofrecer es fundamental. Hay que estar dispuesto a aprender y adaptarse, y siempre buscar ese equilibrio entre técnica y creatividad.

- Mirando hacia el futuro, ¿cómo ves la evolución de la industria del vino y la destilación en los próximos años?

-La industria es muy dinámica y siempre está en evolución. Un ejemplo reciente es el regreso del vermú, que ha vuelto a ganar popularidad gracias a la influencia de los bartenders y la comunicación en redes sociales. Además, el whisky está empezando a aparecer más en el mercado argentino, lo cual es emocionante dado que contamos con la materia prima necesaria (somos productores de cereales). Creo que veremos una mayor diversidad de productos y una mayor integración de la tecnología en la producción. La clave será mantener la calidad y la autenticidad mientras se exploran nuevas tendencias y mercados.

- Finalmente, ¿qué cualidades considerás que son esenciales para obtener un reconocimiento o medalla en la industria de la destilación y la enología?

- Para obtener un reconocimiento en esta industria, es crucial entender las denominaciones y características específicas de los productos. Por ejemplo, en un gin contemporáneo, las notas de enebro deben ser prominentes. La calidad se refleja en el equilibrio sensorial del producto, la complejidad aromática y el placer que ofrece al beberlo. Además, la creatividad y la atención al detalle en la elaboración son esenciales para alcanzar un nivel de excelencia. Es importante ser meticuloso y estar dispuesto a innovar mientras se mantiene la autenticidad del producto.

¿Cómo participar?

• Accedé a Guarda14.com/concursonacional.
• Completa el formulario de inscripción.
• Seguí las instrucciones de envío para asegurarte de que tus productos lleguen a tiempo y en perfectas condiciones.