Hay razones físicas y prácticas que explican esa peculiaridad. A continuación, todo lo que tenés que saber sobre la forma y color de las botellas de vino.
Una característica distintiva de las botellas de vino es su base convexa, conocida en el ámbito vitivinícola como ‘picada’. Esta peculiaridad no es fruto del azar, sino que tiene fundamentos, principalmente de índole científica que la respaldan.
El uso generalizado de botellas de vidrio para conservar el vino se popularizó en el siglo XVIII. En ese período, la fabricación de botellas lisas era un desafío considerable para los sopladores de vidrio. La curvatura de la base de las botellas, además de su origen histórico, posee ventajas prácticas y funcionales.
La forma de la botella
Esta curvatura en la base fortalece las botellas, aumentando su resistencia y permitiéndoles soportar mejor la presión interna. Este aspecto es particularmente crucial en el caso de botellas de vinos espumosos, donde la presión generada por el gas podría hacer que una botella más frágil explote.
Además, debido a su fondo más pesado, las botellas con forma convexa son más estables y menos propensas a volcarse, lo que resulta en una presentación más segura y elegante.
La peculiar forma de la base de estas botellas también contribuye a que los posibles sedimentos del vino se asienten en los laterales del fondo, evitando que lleguen a la copa al servir el vino.
En cuanto al material y color del vidrio de las botellas, esto también desempeña un papel crucial en la conservación del vino y su evolución. La tonalidad del vidrio influye en el nivel de protección del vino contra la luz exterior y los dañinos rayos ultravioleta. Dado que la luz, o su ausencia, puede tener un impacto significativo en la evolución y calidad del vino en botella, la elección del vidrio adecuado es esencial.
Para los vinos blancos y rosados jóvenes, así como para los rosados espumosos, se utiliza comúnmente el vidrio transparente. Este tipo de vidrio ofrece una protección limitada y solo impide la entrada de luz ultravioleta. Estos vinos se destinan al consumo rápido y, por lo tanto, no se ven afectados negativamente por la exposición a la luz exterior.
En contraste, las botellas de vidrio verde son ampliamente utilizadas en el mundo del vino, especialmente para los tintos. Este color de vidrio no permite el paso de los rayos ultravioleta, violeta ni azules. Las botellas de vino tinto más jóvenes suelen ser de un verde claro, mientras que las variedades de crianza a menudo se embotellan en botellas de vidrio verde oscuro.
La forma convexa de la base de las botellas de vino no es solo una característica estética, sino que también aporta resistencia y estabilidad. Además, el color del vidrio desempeña un papel crucial en la protección del vino contra la luz y los rayos ultravioleta, lo que influye en su conservación y calidad a lo largo del tiempo.
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