Con otro concepto para comer y maridar la bebida nacional, varios establecimientos han apostado por opciones que diversifican y refrescan las propuestas enoturísticas de la provincia.
Cuando uno piensa en una comida en una bodega, es probable que se nos venga a la mente la imagen tradicional de una mesa impoluta preparada con varios cubiertos y copas a la espera de un menú de pasos (como mínimo tres) maridado con unas cuantas etiquetas de vinos tintos, blancos, rosados o espumosos, dependiendo del plato. Pero esa imagen, que sigue vigente y que tan apreciada es por los amantes del enoturismo que llegan a Mendoza, ahora presenta en la contracara de una misma moneda una alternativa más “distendida” que va ganando terreno.
Desde hace un tiempo a esta parte, varias bodegas se han propuesto rescatar el concepto de una comida relajada -incluso hasta familiar, podríamos decir-, sin protocolos ni etiqueta, por medio de platos pensados para compartir, generando así un espacio para la charla, el intercambio y el disfrute de los sabores. Un concepto también pensado para esos turistas que visitan más de una bodega en su estadía en la provincia y buscan no saturar los sentidos ni el cuerpo en sus cenas o almuerzos, pero que no quieren perderse de los maridajes que pueden ofrecer cada uno de los establecimientos.
Así, encontramos al menos tres opciones que en los últimos meses han abierto sus puertas y reflejan una gastronomía de este estilo. Por eso, en esta ocasión repasamos qué ofrece cada una de las propuestas y dónde podremos encontrarlas.
Observatorio de Dante Robino
El universo que el gigante cervecero Quilmes comenzó a crear a partir de la compra de Dante Robino no para de crecer. Después de haber sumado líneas de vinos al portfolio que ya traía la bodega, ampliar su capacidad productiva y abrir la bodega a nuevos mercados -recientemente Brasil-, ahora se animan a explorar el enoturismo con la apertura de su nuevo restaurante: Observatorio, el cuál comenzará a operar oficialmente en Luján de Cuyo el próximo 10 de agosto.
Con el estilo disruptivo que caracteriza a la empresa, el espacio instalado a metros de la bodega y con vista a los viñedos y la Cordillera de los Andes se presenta con un moderno diseño. “Con Observatorio buscamos acercar a más gente que nunca al buen comer y el buen beber. Quisimos hacer un espacio donde se pueda disfrutar de un excelente momento en un ambiente relajado. Alejarnos de los menús de pasos y maridajes tradicionales, para crear un universo de sabores deliciosos y sencillos, donde el único tiempo que importa es el que se disfruta en buena compañía, con una copa de algo rico en la mano”, cuenta Nicolás Bruno, gerente general de Bodega.
El encargado para plasmar esa idea desde el punto de vista gastronómico fue Juan Ventureyra, reconocido chef de la escena local que generalmente está asociado al cultivo y tratamiento de vegetales, pero que en Observatorio desarrolla otro concepto con platos y platitos tradicionales -como pastas, tortilla de papa, embutidos y hasta milanesa- con ingredientes de temporada, con su toque de creatividad.
Todo pensado para maridar los vinos elaborados por la enóloga Soledad Buenanueva, pero no solo en su presentación clásica, sino también en tragos a base de vino, como el “Malbec Tonic”, creado por el equipo del restaurante, así como también otras bebidas como sidras, cervezas y más.
Asimismo, observatorio contará con un área de picnic con fogones para disfrutar de las tardes al aire libre. Abrirá de lunes a domingo de 12 a 18 y el costo de la experiencia será de $20.000 por persona.
Antigal Authentic Flavors de Antigal Winery
El trabajo en conjunto entre la bodega de capitales chilenos y Grupo Alfoz, junto al chef Andrés Plotno dio vida al flamante restaurante Antigal Authentic Flavors. Ubicado en Maipú, en los jardines del establecimiento, justamente refleja en su espíritu esa colaboración entre la cocina y la enología.
En una armonía entre la cocina criolla y típica de Argentina, con la combinación de una gastronomía moderna, el joven chef encontró el maridaje ideal para los destacados vinos que elaboran en la bodega bajo la guía enológica de Miriam Gómez. “Buscamos incorporar productos de la propia elaboración del vino, como levaduras para conservas y masas, y borras, verjus y vinos para reducciones y salsas. Además, se utilizan hierbas frescas de la huerta de la bodega y el aceite de la casa, elaborado con olivos de la zona. En definitiva, se trata de un trabajo colaborativo entre la cocina, enología y agronomía, para buscar el maridaje perfecto”, comentó Andrés Plotno.
Disponible de miércoles a domingo al mediodía cuentan con un menú con dos alternativas: Tres pasos ($14.000 sin vinos o $18.600 con el maridaje de la casa o $19.500 con maridaje Antigal) y Experiencia Antigal ($27.000 con maridaje), ambos acompañados con los vinos de la icónica línea Uno y Adeuntus.
En el primero de los casos se puede elegir entre varias opciones en cada paso entre los que se destacan el la terrina de cerdo y conejo, caquis, hinojo o el roll de kimchi y queso azul, gremolata de cilantro en las entradas; el pulpo al horno de barro, romesco de avellana, plátano verde y pimentón o el agnolotti del plin relleno de ricotta casera y
cordero, salsa de tomate y pesto entre todos los principales; o el hojaldre relleno de helado de queso crema, nuez y canela para el postre.
Quimera Bistró de Achaval Ferrer
Aunque la definición de quimera nos indica que se trata de algo que está en nuestra imaginación -o como lo explican desde la bodega ese sueño por alcanzar la perfección-, en Achaval Ferrer, ubicada en la zona de Agrelo, Luján de Cuyo, lograron hacer realidad Quimera Bistró de la mano de su chef Constanza Cerezo una gastronomía original para maridar los vinos elaborados por Gustavo Rearte y su equipo.
Con especial foco en los productos, en su caso desarrollan el concepto de Casual Fine Dinning. “Es reproducir en cada experiencia la búsqueda constante de alcanzar la perfección. Usamos técnicas de alta cocina para lograr el mejor resultado con productos frescos. Nuestros pilares se basan en la elaboración de los platos en equilibrio perfecto con nuestros productores de la zona que nos proveen lo mejor que cada uno de ellos puede dar. Entendemos que es una experiencia de lujo que solo estando acá y en este momento se puede alcanzar, es el instante lo que lo vuelve lujoso”, explicaron desde la bodega.
Aunque la propuesta se presenta como un menú de pasos, la presentación y la frescura del lugar deja la puerta abierta a compartir e ir intercambiando en cada uno de los momentos que propone la experiencia. Las propuestas sugeridas son el menú completo, compuesto por un snack, el primer tiempo, un limpiabocas, el principal y postre, donde en la mayoría se puede elegir entre varias opciones Esta experiencia tiene un costo de $22.500 por persona y no incluye los vinos, que quedan a elección del comensal.
En los vinos se puede elegir entre las experiencias Mendoza ($8.100 p/p y los tiempos se maridan con la línea joven de Achaval Ferrer); Apellation ($14.400 p/p de la mano de los Malbec elaborados en Valle de Uco y Luján de Cuyo); y Terroir ($31.500 con los máximos ejemplares de Achaval Ferrer).