Aunque hoy se presente como algo natural, tener colecciones de añadas no era una práctica común. En el marco del Día Mundial del Malbec, repasamos la historia de algunos pioneros que hoy cuentan en sus cavas con antiguos ejemplares.
Desde hace 12 años, cada 17 de abril se festeja el Día Mundial del Malbec. Aunque la celebración es muy reciente, el varietal ha logrado desarrollar una rica historia en Argentina, algo de lo que son testigos vinos que conservan todavía algunas bodegas en sus cavas históricas.
Más allá de que si revisamos las estadísticas del INV, recién fue en el año 2004 cuando se comenzó a diferenciar la composición varietal de los vinos que se vendían en el exterior, por ejemplo, el Malbec ha sido omnipresente para los vinos argentinos e incluso en algunas cavas encontramos vinos de más de medio siglo que hablan de este varietal.
Aunque hoy sea moneda corriente, la guarda de vinos no era algo usual en esos tiempos. Pero, gracias al legado de algunos pioneros, hoy todavía se puede beber un pedacito de historia almacenada en forma de botella.
Una generación revolucionaria
Ángel Mendoza, reconocido enólogo de una vasta trayectoria en las bodegas mendocinas, aseguró que el Malbec ya estaba presente cuando a él le tocó incorporarse a la vitivinicultura en la década del ‘70, una época en el que la identificación varietal pasaba desapercibida y se le daba mayor importancia a las marcas. Con la humildad de los grandes, reconoció el trabajo de quienes le precedieron y se identificó como “parte de una cadena”.
“Soy minúsculo componente de una historia centenaria del Malbec”, aseguró. Pero, aunque él no lo diga, como enólogo de Bodega Trapiche comenzó a forjar un legado que hoy habla de la historia del malbec a través del resguardo de añadas antiguas, algo que por aquella época no era moneda corriente.
Tal como lo recuerda Mendoza, enólogos como don Raúl de la Mota o Ricardo Santos ya eran promotores de hacer vinos finos, como se los llamaba en aquella época, y ya consideraban al Malbec como componente de sus cortes, aunque en aquel momento había una preponderancia de los blancos. “Me tocó ser parte de una generación de enólogos jóvenes que planteábamos que el mundo tomaba en parte iguales vinos tintos y blancos y teníamos que hacer énfasis en los primeros, en especial en el Malbec”, sostuvo. Así mismo, mencionó a Michel Rolland y Paul Hobbs como los precursores de poner en marcha una calidad mundial de los vinos argentinos.
Pero si hablamos específicamente de la guarda de vinos que aún hoy preservan una calidad excepcional, Mendoza recordó: “Todos los enólogos que nos dedicábamos a los vinos finos, dejaban muestras de un año para otro y siempre teníamos un lugar en la bodega donde íbamos guardando distintas ediciones, lo que nos permitió ver que luego de 10 años los vinos se comportaban muy bien”.
Ángel Mendoza también contó sobre su experiencia con Trapiche Medalla, un vino del que todavía se conservan antiguas añadas en la cava de la bodega maipucina, así como Fond de Cave. “Siempre guardábamos y observábamos que se enriquecían de un aroma terciario muy rico”, destacó.
Hoy continúa con ese legado desde su bodega Domaine St. Diego, donde en la cava/museo se pueden encontrar las primeras ediciones de Pura Sangre o Paradigma, correspondientes al año 1997. “Son blends donde se muestra un amor especial por la combinación entre el Malbec y el Cabernet Sauvignon”, manifestó Mendoza.
Malbec con nombre propio
Una de las bodegas que ha sabido guardar en las entrañas de su estructura una línea temporal del vino argentino ha sido Norton. En la cava histórica de la bodega lujanina, ubicada a siete metros bajo tierra , cuentan con una capacidad aproximada de 500.000 botellas. “Es un lugar específico para guardar este tipo de vino, con buena circulación de aire y condiciones ideales”, detalló David Bonomi, enólogo de la bodega.
El experto explicó que desde la bodega no suelen comercializar estos vinos, sino que forman parte de una biblioteca de vinos. “Siempre se han guardado los vinos importantes y cosechas específicas. No es algo que comenzó ahora. Eso nos permite compartir con clientes especiales o gente que valora este tipo de vinos”, ponderó.
Allí se pueden encontrar ejemplares de Malbec, embotellado como varietal puro, de casi 50 años de antigüedad, toda una rareza para aquella época donde los cortes eran la regla. “Lo más antiguo que tenemos en la cava es de la cosecha ‘74, pero ya desde el ‘71 algunas producciones de Malbec fueron exportadas a Estados Unidos. Desde ese momento Norton ya comercializaba el varietal puro 100% y siempre fue la base de sus vinos tintos, pero en ese década todavía no se usaban las variedades explícitas en la etiqueta”, recordó Bonomi.
“La idea de embotellar variedades puras comienza en la década del ‘50. Ya estaba el concepto de separar los varietales. No se buscaba ser una copia del modelo francés de los blends o dejar las cosas genéricas. Desde muy temprano se le dio identidad a los vinos”, añadió.
Al momento de describir estos vinos, el enólogo de Norton precisó: “Están en perfectas condiciones. Por supuesto, cada uno tiene su evolución, pero uno puede decir que tomarse un vino de 40 o 50 años con esta conservación es emocionante. En color, en aroma y sabor son una delicia. Son hipercomplejos, pero está muy definida la variedad”.
El legado sigue presente hoy con las líneas Lote (donde ofrecen tres Malbecs de Luján de Cuyo puros y bien diferenciados) y el vino que más representa a la bodega, Gernot. “Estos son los vinos que dentro de 50 años van a permitir a otros recordar ésta como una gran época, que refleja el gran cambio hacia la sectorización de la finca”, puntualizó Bonomi.
Siempre presente
Si hablamos de cavas históricas y añejamiento de Malbec, Bodegas López no puede quedar afuera. Tal como lo recuerda Eduardo López, CEO de la compañía y cuarta generación de la familia, el hecho de hacer vinos con perspectivas para una larga guarda inició con el ingreso de su abuelo a la bodega en el año 1920, cuando la bodega comenzó su inclinación a los vinos de calidad.
“No fue algo de un día para el otro. No estaba pensado en esa época hacer vinos para guardar 50 años, a lo sumo unos cinco o diez. Se fue dando de manera natural. Incluso, era una forma de ahorrar, teniendo los vinos en botella listos para vender. Así se creó una cultura en la bodega de guardar todos los años algunos vinos de la añada”, rememoró López.
Ya desde esa primera etapa estuvo presente el Malbec: “Nosotros hemos utilizado desde siempre Malbec en muchos de nuestros vinos. Está presente en los cortes de Montchenot o en los varietales como Casona López o López Malbec. Hoy tenemos seis distintos y el 70% de nuestros viñedos están plantados con este varietal. Es y ha sido la variedad emblemática”, afirmó.
El gran cambio se dio en 1937, cuando en la bodega empezaron a utilizar botellas de vidrio. Tal es así que hoy en día en la cava de López se puede encontrar un Chateau Vieux, vino que cuenta en su composición con Malbec, del año 1938 conservado en óptimas condiciones.
“Hoy, gracias al recorrido histórico de la bodega y la tecnología que hemos incorporado, seguimos pensando en guardar vinos y todos los años guardamos cierta cantidad. Ahora sí pensamos en un futuro, con vinos para tomarse en 20, 30 o 50 años. Si hace un tiempo lograban un vino de guarda sin las condiciones que tenemos actualmente, cómo no vamos a lograr hoy un vino que pueda tomarse dentro de 90 años. Por supuesto que pensamos para adelante”, argumentó Eduardo López.