El enólogo de Penedo Borges Bodega Boutique habló sobre la actualidad de la marca, el cambio del porfolio de productos y los desafíos en el corto plazo.
Penedo Borges Bodega Boutique es el resultado de un proceso de reestructuración de Bodegas Otaviano, que este año consolidó una nueva marca y un renovado porfolio de productos, dejando atrás la antigua denominación y concepto.
Penedo Borges, la que antes era su línea de vinos más laureada, es hoy el nombre que encarna el concepto de bodega boutique asociada a vinos premium, de fuerte impronta artesanal y respeto por la expresión del terroir para explotar al máximo las condiciones que brinda la región de Agrelo.
Actualmente, la bodega vende un 50% de sus vinos en Argentina y el otro 50% para exportación. Brasil se lleva el 70% de este segundo mercado y el resto se comparte entre Estados Unidos, Inglaterra y Perú.
Sobre la actualidad de la bodega, el proceso de reestructuración y los desafíos en el futuro; habló con Guarda14 el gerente de enología: Jorge Fernando Correa.
¿Por qué se decidió el cambio de marca?
Primero que nada, nos dimos cuenta que había una cuestión dual entre Bodega Otaviano y Penedo Borges y estaba generando confusión. También se sumó que a partir del 2017 hicimos un cambio en el modelo de negocios y decidimos focalizarnos en una bodega de bajas producciones y vinos de muy alto valor agregado. Un poco surge de ahí la necesidad de que se identifique la bodega con la marca de vinos alta gama. Por eso se unificó en Penedo Borges Bodega Boutique.
También empezamos a hacer un cambio a nivel enológico, profundizando en el manejo de la agricultura de precisión y buscando ir un poco de lo macro a lo micro, para obtener vinos con toda la expresión del terroir.
¿Qué distingue a Penedo Borges como marca y sus productos?
Durante estos 10 años de desarrollo de la marca hemos ido encontrando gratas sorpresas sobre la calidad de los vinos. Descubrimos que dábamos para mucho más y eso nos llevó a tomar esta decisión de cambiar el porfolio.
¿Cómo son los vinos de ese terroir?
Lo que brinda la región de Agrelo es que son vinos muy francos, nobles, con una elegancia que no se da en otros lugares. Vas a encontrar taninos muy dulces, notas de fruta fresca y una frescura muy particular de la zona. Son vinos para el paladar brasilero, que es el principal mercado de exportación, porque son muy amables.
Actualmente hay un debate abierto sobre la intervención del enólogo en el terroir. ¿De qué lado estás?
Yo creo que lo primero es conocer el terruño, que es algo que nosotros venimos desarrollando desde hace muchos años. Este conocimiento te lleva a seleccionar los mejores sectores del viñedo para lograr la caracterización del terroir con la menor intervención posible. Yo estoy más a favor de la intervención mínima, pero sí caracterizando y conociendo al terroir.
¿Cuáles son actualmente las limitaciones para seguir creciendo?
En la Argentina de hoy vivimos con limitaciones y restricciones que nos obligan a tener una cintura muy grande, porque hay que ir resolviendo sobre la marcha. El gran problema que hemos tenido en estos últimos años fue el tema de las botellas. A nosotros no nos afectó tanto porque hacemos vinos que tienen al menos un año de guarda, pero sí perjudicó los tiempos que le queremos dar al vino para salir al mercado.
¿Hay nuevas formas de consumir y en ese caso, cómo se adaptan?
La pandemia acercó el vino a la gente, despertó su curiosidad. Eso está bueno porque ahora hay gente dispuesta a probar cosas nuevas. Buscan innovación, descubrir cepas no tradicionales, nuevas zonas. El cambio de porfolio permite generar una diversidad que va a poder atender las demandas de este nuevo consumidor.
¿Cuáles son los desafíos del mercado?
Lo próximo es consolidar este nuevo portfolio de productos que hemos lanzado este año y posicionarnos como bodega productora de vinos de alta gama. A partir de ahí, crecer más en el mercado de exportación haciendo mucho foco en Estados Unidos e Inglaterra.