Este mes se llevará a cabo el Concurso Nacional de Vinos de Guarda14 y uno de los participantes del jurado, Juan Roby, habló sobre el crecimiento de la vitivinicultura en los últimos años y la actualidad de la industria.
Este mes se llevará a cabo el Concurso Nacional de Vinos de Guarda14, un evento único en Mendoza que servirá para referenciar el trabajo que vienen haciendo las bodegas locales, de la mano de un prestigioso jurado responsable de evaluar las etiquetas.
Uno de los integrantes de este panel es Juan Roby, el responsable de enología de Lagarde, quien cuenta con más de 20 años de trayectoria en esta reconocida bodega mendocina y es una referencia para la industria.
Previo al evento que se desarrollará el 29 de este mes, Juan habló con Guarda14 y se refirió a la importancia de eventos de este tipo en la provincia y la evolución de la industria en los últimos tiempos, entre otras cosas.
¿Qué valoración hacés sobre los concursos de vinos?
Yo creo que es una necesidad del mercado, son muy importantes para la comercialización. Hay una oferta tan grande que los consumidores pierden mucho tiempo en evaluar los vinos. La ayuda de los concursos puede contribuir. Me encantaría que se entienda así y no que un puntaje se vea como una necesidad para comercializar.
Algunas personas consideran que están sobreestimados. ¿Qué pensás de eso?
Lógicamente que cuando una bodega recibe un puntaje lo quiere comunicar. No creo que eso sea una sobreestimación. Sí considero que hay intermediarios en la cadena que también tienen una gran oferta y para ellos es importante tener productos con reconocimientos, como estrategia comercial.
¿Qué diferencia a los vinos de hace 20 años con los de ahora?
Han cambiado mucho los vinos desde entonces. Si bien la bodega siempre apuntó a los vinos premium de alta gama, cambiaron muchas cosas como la tecnología, por ejemplo. Con respecto al estilo de vinos, antes se añejaban en toneles antiguos por cuatro o cinco años y hoy son vinos que en dos o tres años están en el mercado y tienen otra limpieza, otra fruta. El mercado en general te va guiando.
¿La demanda determina la oferta de la bodega o es al revés?
En general nosotros tratamos de que nuestros vinos respondan a un potencial que tenemos en los viñedos. Después buscamos el estilo, pero respetando los vinos que más nos gustan. De alguna manera hacemos los vinos que nosotros creemos que son buenos y responden mejor a las condiciones de la uva, más que responder a una demanda espontánea. Después explicamos por qué los hicimos.
¿Es difícil lanzar una novedad al mercado sin distorsionar la propuesta?
Algunos consumidores de Lagarde vienen desde los 90 y a ellos no se les puede cambiar mucho el tipo de vino. Lentamente se puede ir volcando lo que vamos aprendiendo y creemos que es mejor. Establecer una marca de vino no es un proceso sencillo, tiene que tener una coherencia con lo que hace la bodega históricamente.
¿Qué creés que contribuyó en este avance de la industria durante estos años?
Yo creo que la apertura al mundo. Eso nos permitió desarrollar una búsqueda de condiciones, lugares, vinificaciones nuevas que permiten en nuestro país tener una amplia variedad de propuestas. En Argentina hay mucha experimentación y hay una diversidad enorme y muy buena. El consumidor también va buscando descubrir nuevos vinos.
¿Por qué el Valle de Uco hoy es la región más observada?
En los 90′ la tecnología permitió sembrar sobre el Valle de Uco y creo que hay zonas que se descubren con características muy positivas para hacer vino. No creo que haya crecido por una cuestión de marketing. Lo que pasa es que Luján también tiene esas condiciones. Lo que tenemos que hacer es cuidarlas. Desde la DOC de Luján de Cuyo buscamos revalorizar la producción, en un contexto en el que cada vez perdemos más terrenos por la urbanización.
¿La sustentabilidad va a ser una obligación de la industria?
Yo creo que sí, quizás en el mediano y largo plazo. En el corto plazo es un valor agregado cada vez es más importante para vender tus productos.
¿Qué tipo de vino es el que más te motiva hacer?
Yo creo que el vino es viñedo y uva. Le presto mucha atención a eso. En ese caso, te puedo decir que me gustan los vinos de alturas por encima de los 1.400 metros. Puede ser un blanco filoso, con buena acidez y características que hace 20 años uno no imaginaba. También me emociona llegar a equilibrios en viñedos de 100 años y lograr vinos con un carácter como los que se ven en Luján de Cuyo, en zonas como Drummond, Perdriel o Agrelo. Eso me da mucha satisfacción personalmente.
¿Qué vinos tomás?
Muchos de la bodega. Cuando voy a un asado, por ejemplo, trato de probar todos los que traen. Me gustan los vinos frescos y equilibrados. En situaciones asì en que hay muchos tipos de vinos reafirmo que el vino pasado en madera, evolucionado y con mucho alcohol, ya no me gusta mucho. Prefiero los más frescos y con fruta.
¿Algún varietal específico?
No tengo una preferencia, depende mucho del momento. Si necesito tomar un vino de guarda, para una comida importante, puedo elegir un Cabernet Sauvignon, un Cabernet Franc, un Malbec o un Merlot. Depende del estilo.
¿Un maridaje?
Para mí el vino es para tomar con comida. Me encanta tomar vinos blancos con pescado o productos de mar, por ejemplo. Me gusta cocinar y combinar con vinos de la bodega que siento que van a ir bien. No te puedo decir uno favorito porque me gusta toda la comida. Puedo decir desde ostras con espumante hasta asado con Malbec. El vino y la comida son inseparables.