Cuarta generación de la familia Bianchi, el agrónomo de 30 años se abre camino con su propio proyecto, Cimarrón Wines, donde acaba de estrenar un Cabernet Franc y lanzará un Nebbiolo, en homenaje a su abuelo.
Aunque el nombre de Lucca Stradella ya era conocido en el mundo del vino mucho antes de que él mismo tenga conciencia por ser miembro de una de las familias históricas de la vitivinicultura argentina, el joven agrónomo de 30 años ha comenzado en los últimos años a desandar su propio camino. Miembro de la cuarta generación de la familia Bianchi, una “camiseta grande” que no le pesa, decidió jugar su propio partido y hace tres años lanzó Cimarrón Wines, un serio emprendimiento que añada a añada sigue creciendo.
Con una impronta innovadora -es el responsable de la primera etiqueta creada por inteligencia artificial en el país-, su proyecto ha pasado de una partida limitada de casi 5.000 botellas que salió al mercado en 2021 a una producción de 36.000 con cuatro vinos en su etiqueta de La Contienda, más la producción de Entre Gallos y Media Noche.
En una charla con Los Andes, el menor de los hermanos Stradella habló de los desafíos de una nueva cosecha en terruños del Valle de Uco y San Rafael, remontando a los orígenes familiares, la apuestas por nuevos varietales como el Cabernet Franc y el Nebbiolo (que será un homenaje a su abuelo), el peso del legado familiar, el futuro de Cimarrón Wines y más.
- ¿Cómo viene la cosecha 2024?
- Particularmente vengo bastante atrasado con la vendimia, porque hemos cosechado solo una de las uvas que vamos a utilizar y recién el lunes retomamos la cosecha con Gualtallary. Nos habíamos acostumbrado en realidad con el 2022 y un poco el 2023 a cosechar un poco antes y ahora estamos más o menos normalizando. Pensamos que este año venía todo más apurado, pero después un poco volvió a la normalidad y se ha atrasado
- ¿A qué se debe eso?
- Creo que un poco, por cómo ha estado este año con los calores y con los Zondas tan fuertes, la madurez de la uva está rara también, es una madurez que está muy dispar. Tenemos bastante azúcar y a ese nivel estamos maduros, pero a nivel piel, semillas y pulpa no, entonces es una madurez particular. Porque si uno analiza lo que es el azúcar, tendría que cosechar, pero uno prueba la uva en el viñedo y todavía no está lista, así que hay que tener un poco más de paciencia también.
- ¿Qué calidad podemos imaginar con ese panorama?
- Creo que vamos a andar bien en calidad, es un año en que la uva está muy sana, por suerte, y por ahora no hemos tenido ningún problema de ese tipo en los viñedos. Estamos relativamente bien, pero sí, lo vamos a tener que hacer, en mi opinión, son maceraciones un poco más cortas, no excedernos tanto en ese aspecto.
En general estamos bien, sí ha habido mucho corrimiento también, más que nada en el Malbec, que se ha dado por el efecto del Zonda. El racimo no madura parejo, sino que tenemos granos más chicos, granos que nunca llegaron a crecer, otros que quedaron verdes, entonces vemos lo que son racimos bastante incompletos y eso no está bueno, pero por lo menos la sanidad está súper bien.
- ¿El panorama es el mismo en el Valle de Uco que en San Rafael?
- Sí, en general estamos así. De hecho, en San Rafael está muy parado todo, también se ha quedado atrás, nos faltarán 15 días para cosechar, por lo menos para el Malbec. Eso sumado a que se viene una semana corta, que a veces cuesta encontrar gente, entonces va a ser un tema.
- Hablemos de Cimarrón, ha tenido una gran evolución en tres años…
- Sí, la verdad que sí, hemos crecido mucho en volumen, en producción. Ahora lanzamos el Cabernet Franc, que es nuestra penúltima etiqueta que estamos por lanzar ahora en el corto plazo. Después nos queda lanzar un vino más, que lo vamos a lanzar más o menos a mitad de año, y es un Nebbiolo de San Rafael, que se viene muy lindo. Es una variedad que la verdad que no tengo casi experiencia, que es la primera vez que la hacía. Tiene un peso específico muy importante para mí, porque es una variedad muy importante, porque era muy importante para mi abuelo, es de la zona donde él vivía, de la zona de Italia.
- ¿Por qué ir por estas variedades?
- Con el Cabernet Franc un poco ya nos estamos más o menos acostumbrando y es un varietal súper interesante para elaborar. Nosotros elegimos de zona El Peral, entonces combinamos dos cosas muy interesantes, que es el auge del Peral y el auge del Cabernet Franc como un monovarietal. Entonces la idea era buscar eso: un terroir que esté en crecimiento y en desarrollo y un varietal que también acompañe ese concepto. Un poco también para marcar la tendencia de que somos jóvenes, de que hacemos cosas distintas. Y es el primer varietal con el cual salimos de lo que era el Malbec.
Y el Nebbiolo es por eso que contaba, que era un varietal que mi abuelo plantó en la finca, que se trajo de Italia, entonces simplemente es un recuerdo a mi abuelo. También por el desafío de hacer un varietal tan difícil como el Nebbiolo, y hacerlo en estilo argentino, contemporáneo, también está bueno.
- ¿Pesa el hecho de ser parte de un legado casi centenario de la vitivinicultura argentina?
- No, la verdad que, al contrario, a mí me genera orgullo y me pone muy contento el esfuerzo que se ha hecho de generación en generación, de apostar en la Argentina, crecer como empresa, cuidar a los empleados, cuidar al medio ambiente, trabajar por esta tierra que es algo súper noble. Más allá de que es una camiseta grande, a mí lo que más me da es orgullo y trato de llevarlo y poner en mi granito también esos valores.
- Como parte y un poco referente de una nueva generación de hacedores de vino, ¿cuáles son los desafíos que tienen?
- Es importante poder mantener los niveles de calidad y comunicación a nivel mundial, que ya nuestros pares más grandes han llevado y han construido. Tenemos que seguir levantando la bandera argentina a nivel internacional, eso es súper importante. Nos dejan en una Argentina con una calidad de vinos extraordinaria, que ya pelea a nivel internacional de par a par con todos los países del mundo, entonces es un desafío mantener eso. Creo que como joven también hay que siempre mantener la curiosidad por seguir aprendiendo, seguir haciendo vino.
- ¿Qué objetivos se vienen ahora para Cimarrón Wines?
- Nuestro objetivo ahora es lanzar el Nebbiolo, ya sentar las bases bien sólidas de lo que sería nuestra línea más importante, que es La Contienda, ya con cuatro etiquetas, más Entre Gallos y Medianoche que está por debajo en el precio, y ya sedimentar bien nuestras bases. El objetivo principal que tenemos ahora es la expansión a nivel comercial. Esto obviamente sin dejar de lado lo enológico, manteniendo las calidades, tratando de seguir obteniendo buenos puntajes. Pero nuestro objetivo ahora es atacar bien el mercado argentino y el internacional para ya tener más presencia y que el consumidor nos vaya conociendo de otra manera. Si bien seguimos siendo una bodega de nicho chiquita y un proyecto de poca producción, la idea es tener más presencia también para fomentar las ventas.