La flamante presidenta electa de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) está a días de asumir su cargo. Antes habló con Los Andes acerca de este desafío y su rol como comunicadora del vino en la televisión abierta.
El nombre de Marcela Rienzo quedará en la historia de la sommellerie como el de la primera mujer electa para presidir la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) -Marina Beltrame estuvo al frente pero ella fue la fundadora de la entidad-. A días de iniciar su desafío, la sommelier, que también es la única en la televisión abierta con su participación en Cocineros Argentinos (TV Pública), charló con Los Andes acerca de su nuevo desafío.
La autora de “Chin Chin, el vino es fácil”, también habló del gran nivel de los sommeliers argentinos, con las destacadas participaciones de Andrea Donadio y Valeria Gamper en el Concurso Mejor Sommelier del Mundo, y de la difícil tarea de comunicar el vino de manera sencilla.
- ¿Cómo se dio tu elección?
- Fue muy natural. Yo me acerqué a la asociación gracias a la convocatoria de Matías Precioso, que es el presidente hasta que yo asuma, porque me había alejado un poco porque me parecía que no representaba lo que yo quería ni lo que yo pensaba de lo que tenía que ser una asociación. Pasaron muchos años y empecé a tener un poquito más de relevancia en la profesión por mi lugar en la Televisión Pública. Nos encontramos con Matías en un evento y me dijo que la visibilidad que estaba teniendo podía ser buena y me invitó a ser parte. Como vi que las cosas se estaban haciendo de una manera muy federal, muy despersonalizada, como creía que tenían que hacerse las cosas, volví. Después me sumé a la Comisión Directiva y empecé a trabajar muy cerca de él, de Valeria Mortara, la vicepresidenta y de los chicos de Mendoza. Y cuando hubo que renovar autoridades, todo surgió naturalmente.
- ¿En qué momento personal te agarra este desafío?
- Creo que es como tener un hijo, nunca es el mejor momento, uno no se prepara, es como que tiene que asumir el rol y tiene que subirse al tren. Hay que subirse cuando uno puede, cuando uno tiene la posibilidad y bueno, y este es el momento que me toca, que me agarra. Soy una mujer de 53 años y tengo muchos años de trabajo y muchos en la profesión. Estoy muy contenta, y es muy emotivo tomar esta responsabilidad porque de verdad quiero devolverle a la profesión la felicidad y todas las cosas buenas que me da todos los días.
Es un trabajo ad honorem absolutamente y por un pedido de tiempo. Voy a intentar que se acerque mucha más gente para que otra persona tome esta posta dentro de unos años, porque estoy segura de que hay miles que pueden tomar este trabajo. Mi idea y la idea de la Asociación en los últimos años tiene que ver con acercar a la gente y que alguien después siga el crecimiento de la profesión.
- Personalmente te toca estar en un lugar de mucha visibilidad en la televisión abierta y se ha logrado que el sommelier tenga un lugar importante. Pero, ¿cuánto crees que queda por ganar en la profesión?
- Siempre queda mucho por hacer, pero me parece también que hay un gran camino recorrido. Ser la única persona que habla de vinos en la televisión abierta es un orgullo inmenso y tiene que ver con entender al vino como parte de la gastronomía. Entender a los sommeliers como un engranaje más de este negocio que es la gastronomía, es fundamental. Siempre es necesario el recurso humano en la gastronomía. Entonces, hay mucho trabajo, pero se necesita capacitación.
Estudiar sommelier o trabajar en el mundo del vino es una salida laboral rápida. Tenemos que contarle a la gente que tiene posibilidad de trabajar en una industria como la de la gastronomía. Muchas veces, después de decir esto en la Televisión Pública me llegan un montón de consultas, pero también es importante decir que los que se destacan en la Argentina y en el mundo, que son muchos, se destacan por haber estudiado, trabajado y esforzado. Mientras más se conozca la profesión y el empresario gastronómico entienda que el vino tiene que ser una unidad de negocios extra dentro de su restaurante, el trabajo del sommelier empieza a resignificarse.
Soy optimista y vivimos en un gran país, porque somos el quinto productor mundial, porque tenemos 18 provincias productoras de vino, porque hay 400.000 familias que trabajan en esta industria.
- Para ser un país bastante joven en la sommellerie, Argentina ha logrado posicionarse entre los mejores en competiciones internacionales. ¿A qué lo atribuyen?
- Tuve la posibilidad de estar en Francia en el concurso del Mejor Sommelier del Mundo, donde participaron Valeria Gamper y Andrea Donadio, donde Vale quedó sexta. Pero también está bueno recordar que Paz Levinson había sido cuarta. Las tres son parte de la Comisión Directiva que va a asumir, así que tengo a la “Scaloneta” conmigo.
Son personas que se han dedicado, han estudiado y se han esforzado muchísimo. El mundo de la sommellerie en Europa es muy tradicional, con prácticas que te dejan helada cuando las ves. Y nosotros como Nuevo Mundo del vino tenemos mucho por aportar. El buen desempeño lo atribuyo a mucho trabajo, a pensar las cosas antes de ejecutarlas, a pensar en conjunto. Me atrevo a decir que somos la Asociación más importante de América en la sommellerie. No por la cantidad de socios, sino por el trabajo que se hace, con capacitaciones constantes a nuestros socios y muchas actividades, todo sin fines de lucro. Estar todos juntos nos hace mejores y hace que tengamos más espejos donde mirarnos.
También la industria entendió el papel de los sommeliers. Cada vez hay más haciendo muchas otras tareas que van más allá del servicio en un restaurante. Es una profesión que tiene muchas aristas y la realidad es que todo evoluciona, también la sommellerie.
- ¿Cómo se logra comunicar el vino sin prejuicios ni toda la solemnidad que suele rondar en el tema?
- Esa es una de las cosas más lindas que me dicen cuando me escriben en las redes. Lo que más me gusta que me digan es: “Yo no tomaba vino pero resulta que con vos me contagié”. Vivimos en un país donde hay un vino para cada bolsillo, para cada situación, para cada paladar. Yo no sé cómo lo hago, pero sé que lo hago con mi corazón.
En una nota que hizo Andrea Donadio hace poco decía que uno trata de ser transparente en lo que comunica y entonces va más allá de lo técnico que uno pueda contar. La realidad es que yo me preparé mucho, porque uno no sabe quién tiene enfrente. Entonces, primero creo que la manera es tener profundidad de la información. También me ayudó el haber trabajado en publicidad y marketing. Después, me ayudaron mucho los productores de la Televisión Pública y de Cocineros Argentinos.
Además, me agarró más asentada, pasado el fervor de la juventud. No me planteo en mi cabeza preguntas básicas, porque daría respuestas básicas. Lo que me pregunto es cómo contar, cómo transmitir algo que podría ser difícil de una manera fácil. De hecho por eso el título de mi libro, “El vino es fácil”, porque es fácil, depende cómo lo digas, cómo lo cuentes y metiéndole mucha emoción. Siempre digo que en el vino se plantea más el sentir que el pensar, entonces a lo largo de mi carrera me di cuenta que al entrar a vincularse a través de la sensibilidad o de lo sensorial iba a llegar más lejos. Y siempre muy consciente de que tengo el mejor trabajo del mundo. Entonces trato de honrarlo.
Perfil
Marcela Rienzo (53) es sommelier y la flamante presidenta de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS). Antes de iniciar su carrera en el mundo del vino trabajó en publicidad y marketing. Además de ser docente, es la sommelier del programa de televisión “Cocineros Argentinos” que se emite por la TV Pública.
También es la creadora de Spiritu, el primer kit de aromas de vinos de Argentina. Asimismo, su trabajo se desarrolla principalmente en la comunicación, desde sus propias redes sociales @marce_rienzo y @spirituaromasdelvino.