La bodega tiene más de 150 años y varias particularidades. Su propuesta turística y el tipo de vinos que produce.
El noroeste argentino no es solo “lindos paisajes”. El vino de los Valles Calchaquíes tiene una expresión muy particular y se describe a sí mismo por su intensidad aromática y cromática. Cafayate, una de las microregiones de mayor tradición vitivinícola, tiene su bodega más antigua todavía en funcionamiento.
Vasija Secreta es la primera bodega de Cafayate, nació en 1857. Sin embargo, también tiene la particularidad de que sus fincas, nacidas en 1807, son las primeras de la zona de propiedad particular. Todas las uvas sembradas hasta el momento pertenecían a la Iglesia Católica por intermedio de las misiones jesuitas instaladas en los valles.
La bodega fue fundada por Camila Quintana de Niño, una mujer referente de la zona. En una época en la que era muy poco habitual que una mujer funde una bodega. La tercera particularidad de la bodega.
Con el correr de los años se fue consolidando su propuesta y forjando su historia que está estrechamente vinculada a la innovación. Fue la primera bodega de Cafayate en incorporar maquinarias enológicas, la primera en estructurar una propuesta turística, entre otras cosas.
En 1967 la adquirió Vicente Murga y desde ese año su familia la administra. Al día de hoy es la familia Córdova Murga la responsable de llevar adelante una bodega emblema de la región y que es uno de los principales atractivos enoturísticos.
El turismo
Agustina Novello, la responsable del turismo de la bodega, contó que la época de mayor visita es en Semana Santa y para esa fecha reciben cerca de 2.000 visitantes por día. Quienes llegan a la bodega se encuentran con una variedad de propuestas, algunas gratuitas, pero el principal atractivo es el museo.
“Para mi es lo que distingue a la bodega”, expresó Agustina en relación al museo enológico. Según ella, los visitantes “se se pueden encontrar un panorama general de cómo fue la evolución del proceso vitivinícola y esta revolución industrial vitivinícola en la que se incorporaron las maquinarias y fueron cambiando los perfiles enológicos y cómo fueron los vinos a partir de esos cambios”.
Es un recorrido histórico por la bodega centenaria que está instalado en la antigua estructura que data de 1857. El museo se llama Nelly Córdova de Murga, en homenaje a la propietaria integrante de la familia, hija de Vicente, quien falleció en 2020.
La bodega tiene otras actividades, como las visitas regulares que incluyen una visita guiada por el museo, el área de producción y finaliza con la degustación de los vinos de la línea Gata Flora. Esta visita es gratuita y convoca a muchas personas.
Otras actividades atienden a un público más particular, que llega para conocer los terruños y los vinos. Es más personalizada y está dirigida por la propia Agustina quien responde dudas y brinda recomendaciones. El costo de esta propuesta es conforme a los vinos que se degustan.
Para relativizar la importancia del turismo de esta bodega, vale decir que el 70% de su producción se vende en estas actividades, a un público que llega directamente a la bodega como punto de venta.
¿Cómo son los vinos de Vasija Secreta?
Agustina, quien además está por recibirse de sommelier, explica que la intensidad es la mayor virtud de los vinos. “Tienen mucho color, mucho aroma y mucha graduación alcohólica. Si alguien gusta de esta bebida, no es necesario tener un estudio muy avanzado para distinguir un vino del Valle Calchaquí”.
¿Qué necesita la región para seguir creciendo?
“La vitivinicultura en Argentina ingresó por el norte. Es decir, es la primera zona vitivinícola del país. Lo que impidió su desarrollo es una cuestión logística y geográfica. La ubicación, las distancias, la falta de ferrocarril, etc. Sin embargo, desde los 90 hasta aquí cambió el paradigma y con la llegada de enólogos muy importantes de otras zonas, la vitivinicultura en esta región dio un salto de calidad. Al momento se están recibiendo muchos premios internacionales y estamos tratando de llegar a aquellos consumidores fanáticos del vino del norte que buscan las características particulares de la región”.
Fidelizar este público es el desafío de la bodega también en el plano enoturístico. “Al Valle Calchaquí las personas llegan por sus paisajes y se encuentran con el vino. Sin embargo, cada vez más se advierte la llegada de personas que vienen para descubrir la vitivinicultura de la zona. Pero ese público todavía está en desarrollo”.
Este nuevo público llega con nuevas demandas que ponen a la bodega a asumir la responsabilidad de cubrirlas, especializando la oferta para que esté a la altura.
Por lo pronto, se viene observando una gran recepción de turistas y la bodega se muestra entusiasmada de cara a la temporada de Vendimia, principalmente.