Una bodega que hace sus vinos con la ayuda de las corrientes marinas en la localidad de Santa Bárbara, California. El vino es escogido por coleccionistas por su rareza y poca producción.
Ocean Fathoms es una bodega estadounidense que fue más allá de disfrutar un vino con vista a la playa. Han creado una forma de crianza de vino que sobrelleva la imaginación, para estos innovadores el océano es el entorno perfecto para la crianza del vino. Ya que tiene una temperatura óptima, es un espacio sin oxígeno, sin contaminación por luz ultravioleta, sin sonido y la corriente del océano gira lentamente el vino dentro de las botellas.
Este proceso se lleva a cabo en el Canal de Santa Bárbara, lugar que les ofrece el proceso perfecto para el proceso de envejecimiento del vino. En esta zona del mar se asienta una transición de vida marina, donde las aguas frías del Ártico se encuentran con las aguas más cálidas del Ecuador, lo que proporciona más de 100 especies de flora y fauna exclusivas de este lugar. La combinación de flora y fauna atrae una gran cantidad de criaturas marinas y vida marina que inciden en la creación de obras de arte en cada ejemplar.
La forma de crianza en el océano se realiza mediante jaulas que llevan dentro las botellas y son sumergidas durante 12 meses a metros de profundidad. Los vinos son considerados de alta calidad y no tienen venta directa. Los coleccionistas y conocedores de todo el mundo son motivados por la poca producción de estos vinos, lo que los hace un objeto raro de poseer y agregar un tesoro único a sus codiciadas colecciones.
¿Cómo es la crianza de vinos en el mar?
La marca es llevada adelante por un buzo, un enólogo y un surfista, quienes se encargaron de desarrollar un proceso patentado para envejecer el vino en el océano. Para comenzar la crianza bajo el mar diseñaron jaulas patentadas con respecto al medio ambiente marino y la vida marina del océano, cada jaula está construida con metales reciclados. Los metales específicos y el agua salada del océano crean una batería submarina que descarga electricidad natural. Las jaulas, el agua salada junto con las botellas de cristal conducen e ionizan el vino transformando el vino.
Previo al descenso acuático al Pacífico los creadores de esta idea preparan cada botella mediante el uso sistema propio de encorchado de alta densidad para evitar filtraciones y preservar que el vino no sea alterado o estropeado por el agua del mar exterior.
Cada botella es especial, lo verdaderamente destacable es lo que hay dentro. El proceso de envejecimiento en el océano patentado por Ocean Fathoms realmente mejora el vino. Es considerado único, al conservar el brillo del vino, su complejidad, haciéndolo más suave y conservando su vitalidad. La corriente galvánica producida por las jaulas de metal y la sal ioniza lentamente el vino, dividiendo los taninos y realzando el vino.
Además, un dato no menor es que cada botella tiene su propia huella digital, como un copo de nieve, no hay dos botellas iguales. Las unidades son un punto de referencia de la bodega, la vida marina que se adhiere a la botella de forma natural. Cada una está adornada con percebes, corales, conchas marinas y tubos ornamentados de caparazón duro formados por gusanos marinos anélidos.