Se trata de Finca La Anita, que para el próximo año certificará sus 72 hectáreas. También ha renovado su recorrido turístico e incorporó un Cabernet Franc a su portfolio.
La tendencia del cultivo orgánico cada vez es más extensa en la vitivinicultura mendocina. Para el año 2022, una nueva bodega certificará sus viñedos. Se trata de Finca La Anita, que decidió apostar por esta filosofía y las prácticas sustentables en sus 72 hectáreas de su finca de Agrelo.
La bodega fundada en 1992 y pionera en la elaboración de vinos de alta gama -desde 2016 propiedad del grupo suizo Origin Wine Global Distribution a través de su subsidiaria Mendoza Vineyards- acompañará su crecimiento de los últimos tres años con una apuesta por la calidad y nuevos productos.
Richard Bonvin, CEO de Finca la Anita y Mendoza Vineyards, aseguró: “Hicimos un trabajo muy intensivo para cuidar cada detalle, mejorar la calidad de nuestros vinos y lanzar en un contexto difícil, nuevas líneas apostando al mercado. Desde el área comercial tuvimos una relación muy cercana con nuestros distribuidores principales y esto fue clave para nosotros. Hoy nuestro mayor potencial es el feedback entre el equipo comercial y técnico, nuestros clientes y los consumidores”.
Soledad Vargas, ingeniera agrónoma de Finca La Anita, comentó que el año próximo concluirán el proceso de certificación orgánica para las 72 hectáreas que tienen en Agrelo. “El trabajo de monitoreo sobre las plantas y suelos es cada vez más intenso. Esto nos permite conocer mejor nuestra materia prima, las características de nuestro terruño y su impacto en los vinos”, manifestó.
El respaldo de la investigación para el cultivo orgánico
Con el objetivo de eliminar el uso de agroquímicos, la bodega junto con los Grupo Crea y la Facultad de Ciencias Agrarias, en compañía de una ingeniera agrónoma francesa, está realizando un ensayo para estudiar el detalle de la flora autóctona, y detectar así cuáles son los mejores cultivos interfilares que se pueden poner en el viñedo para competir de forma orgánica con la maleza.
“Sabemos que lo más importante es tener la mejor materia prima, ahora también la más sana. Estimamos que en 10 años no habrá futuro para quienes no se suban a la ola de sustentabilidad”, dijo Vargas. Y agregó que, entre otras medidas, en su compromiso con la sustentabilidad incorporarán de acá a 10 años riego por goteo en toda la propiedad y paneles solares.
A eso se le suma su huerta orgánica, de donde provienen varios de los ingredientes que Pablo Torres, chef del restaurante, utiliza en sus preparaciones.
Finca La Anita también se suma a la ola del Cabernet Franc
El portfolio de Finca la Anita ha incorporado en el último año dos ejemplares que prometen. Al Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay y Sauvignon Blanc que ya tenía la bodega, se agregó un Cabernet Franc. “Iniciamos un cultivo propio con un clon específico de más de dos hectáreas porque pensamos que esta es una muy buena zona para el Cabernet Franc”, declaró Richard Bonvin.
Las uvas las compraron para esta primera edición a un productor de la zona que trabaja con ese clon a fin de conseguir uno de los grandes ejemplares de Cabernet Franc de Argentina. El vino se fermenta en tanques de acero inoxidable y luego el 30% pasa por barrica de segundo y tercer uso. La primera añada (2020) es de 10.000 botellas con un precio sugerido de pesos $1.750 en vinotecas y restaurantes de todo el país.
La otra novedad pasa por Pétalo de Rosa, un rosé al mejor estilo francés envasado en botellas Magnum de 1,5 litros. Se trata de un vino extra suave, con delicados tonos de piel de cebolla pálidos; en nariz, notas florales, de frambuesa y membrillo, excelente volumen de boca. Precio sugerido de $5.960.
Para los más curiosos amantes del vino, la bodega también tiene una opción internacional. Se trata de un Sauvignon Blanc de la bodega Le Grand Domaine en Sudáfrica que también pertenece a Origin Wine. El vino tiene uvas de 10 parcelas diferentes ubicadas en Ciudad del Cabo, Ceres, Darling, Durbanville, Elgin, Elim, Lutzville, Standford y Stellenbosch. Cada parcela se vinifica por separado en Le Grand Domaine y luego se mezclan en partes iguales para obtener un Sauvignon Blanc muy herbáceo, con descriptores como el pipí de gato y la ruda bien marcados en nariz. El precio sugerido es $1.700 y sólo se consigue en la sala de degustación de la bodega.