La experta hizo una selección de etiquetas. Los blancos, tintos y rosados que recomienda.
Elisabeth Checa es una referente indiscutida en el periodismo del vino y de la gastronomía. En su libro Los Buenos Vinos Argentinos resume una selección de etiquetas que bien sirven de guía para el consumidor, con los mejores vinos del año que terminó para probar en el siguiente.
Para la edición 2019, en la que también participaron los sommeliers y comunicadores del vino Fabricio Portelli y Marcela Rienzo, testearon 643 etiquetas de unas 100 bodegas, de las que seleccionaron 346 de distintas cepas, estilos y precios.
A pedido de Clarín, Checa eligió, de esa selección, los 10 vinos con un precio máximo de rango medio (entre 250 y 300 pesos). A continuación, cuatro blancos, cuatro tintos y dos rosados para tener en cuenta.
Blancos
Los Cardos Sauvignon Blanc 2018. Tiene carácter, fresco y menos exuberante que algunos de sus hermanos. Recuerda más a los Sancerre, sin tanto tropicalismo empalagoso. Con todos los frutos de mar. Imbatible la relación calidad precio.
Le Fous 2018. De locos este blend de Sauvignon Blanc y Semillón, como los blancos bordaleses. Elegante, con varias capas de aromas y una textura que resalta sus atributos. Fresco, pide a gritos platos de la cocina del Sudeste Asiático.
Colomé Torrontés 2018. Es el Torrontés de toda la vida, pero mejor. No han sido domados sus ímpetus florales, y se percibe claramente su corazón de durazno blanco. Posee identidad y también elegancia. Nada mejor para empanadas salteñas o curries picantes.
Luigi Bosca Riesling 2017. Indudablemente, el mejor Riesling del mercado. Seco, con aromas austeros, francos y vibrantes. Para platos con cerdo como protagonista, mollejas de chivito o chinchulines de cordero. Tiene una textura emocionante. Para beber ya o guardar unos años.
Rosados
Piedra Negra Vuelá Pinot Gris 2018. Pionero en este estilo de rosados muy pálidos y secos. Sigue siendo uno de mis preferidos, elegante y trémulo. Perfecto para los mediodías del verano con platos de la cocina mediterránea. Hace pensar en Colette.
Trapiche Puro Rosé 2018. Raro blend de Sangiovese y Syrah, responde a los mandatos de la modernidad, pero no es fotocopia. Seco. Como un cuchillo, como una flor, citando a William Saroyan... Con curries y fogaratosos platos de la cocina peruana.
Tintos
Serbal Pinot Noir 2018. Tiene todos los descriptores de esta variedad frágil. Aromas terrosos y complejidad pese a su extrema juventud, uno de sus atractivos. Con un risotto con hongos.
Proyecto Las Compuertas Criolla 2017. Reivindicación de una variedad de toda la vida, tratada con esmero por los enólogos de la modernidad. Es expresivo, ligero, absolutamente versátil para acompañar tanto carnes asadas como pescados a la parrilla, si son de río mejor.
Santa Julia Tintillo 2018. Blend de Malbec Bonarda, del Valle de Uco y Santa Rosa, elaborado con maceración carbónica, previa fermentación con racimos enteros de uva. Aromas frutados, sabroso. Para beber frío, perfecto para asados de verano. Tiene tapa a rosca, nada mejor en este estilo de vinos para beber jóvenes, aquí y ahora.
Anko Malbec 2017. Remite en estructura, expresión y aromas (pimientos y pimentón) a los Valles Calchaquíes, a las montañas y los cardones. Un vino con identidad para acompañar empanadas picantes o tamales ídem. Lo elabora Alejandro Sejanovich en Estancia Los Cardones, lugar mágico.
Fuente: Diario Clarín