En las últimas semanas de cosecha confrontamos ambos métodos. Por qué las bodegas comenzaron a mecanizar el trabajo y en qué casos las manos de trabajadores son la mejor opción. El caso de Bodegas López.
Restan algunas uvas en las hileras y las bodegas entran en la recta final de la cosecha. El mes que inicia será el último de la mayoría de las tintas. En este contexto, surge el interrogante sobre cuál es la mejor modalidad de cosecha para efectivizar los plazos, custodiando la inversión.
A propósito, vale la pena diferenciar la modalidad de cosecha mecanizada de la manual. La primera que se constituye como una tendencia a nivel global y la segunda que sigue siendo la predominante en nuestra región.
La recolección manual de uvas, por intermedio de operarios, trabajadores, con sus tijeras y cuchillos. Ellos cortan los racimos enteros y los colocan en cestos de recolección para luego transferirlos a la bodega.
La cosecha mecanizada es protagonizada por una máquina que sacude las vides para que las uvas caigan a una cinta y se almacenen en la propia máquina. Depende de la maquinaria, estas cintas luego trasladan las uvas y racimos hasta una tolva y luego descargan en los camiones.
Cosecha mecánica
La particularidad es que la mecanización a nivel mundial no es exclusivamente un salto voluntario hacia la automatización en la industria, sino que es motivada por la dificultad para conseguir mano de obra capacitada.
El enólogo de Bodegas López -una de las que ha mecanizado su cosecha-, Juan Pablo Díaz, lo explica de la siguiente manera “el problema es la disponibilidad de mano de obra. Más allá del precio que se pueda pagar por tacho, hay falta de mano de obra. En general la mayoría de las firmas tienden a mecanizar la cosecha por esa falencia. Es hacia donde va el futuro”.
En este caso, en que la cosecha mecanizada comienza a ser una necesidad, es imperioso adaptar los viñedos para controlar la cosecha. Adaptar los viñedos es cambiar la fisonomía misma de las fincas.
“Por supuesto, la cosecha mecánica es mucho más brusca con la uva y el viñedo. Entonces es importantísimo adaptarlo bien y trabajar de manera preventiva para evitar oxidaciones prematuras en los mostos cuando se está cargando en los camiones”, expresa Juan Pablo.
A pesar de esta falencia, el enólogo explica que una cosechadora mecánica suplanta a 50 cosechadores de buen rendimiento. “Siempre que hablemos en una cosecha de día, pero la ventaja es que además la cosecha mecánica te permite hacerlo por la noche. Una cosechadora te puede levantar 6 hectáreas por día”, asegura.
Este punto es el que más destacan sobre este mecanismo. Díaz expresó que “es una gran ventaja porque no solo se puede cosechar las 24 horas sino porque además se aprovechan las horas de frío de la noche. Eso hace que la uva llegue con una temperatura más baja y la bodega gasta menos energía para enfriar y empezar la vinificación”. Esto es importante sobre todo en las uvas blancas.
Cosecha manual
Más allá de las ventajas de la cosecha mecanizada, la metodología manual es la que predomina. “Te permite cosechar por cajas y trabajar líneas más exclusivas con un perfil diferente de vinos”, expresó Díaz.
A la vez te permite “hacer cosechas más pequeñas y evitar la oxidación prematura de la uva sin tener que agregar nieve carbónica como se hace en la cosecha mecánica”.
“La cosecha manual siempre se ha caracterizado por ser de muy buena calidad. Podés hacer una selección de racimos y granos”, expresó para cerrar.
El autor agrega la cuestión del impacto social que implica la generación de tantos puestos de trabajo, más allá del impacto medioambiental que puede implicar, lo que requiere un estudio más específico.
Cualquiera sea la metodología, cada bodega elige la mejor opción conforme a sus particularidades. Lo que nos obliga a concluir que no hay un mejor método, sino uno más óptimo según las circunstancias. En todo caso, lo que se imponen son las tendencias. Y si la que viene es la mecanización, veremos cómo de a poco las bodegas irán adaptando sus viñedos.