El arte y el vino, unidos por la historia

El vino, como expresión cultural y artística, ha sido transversal a los tiempos como fuente de inspiración, desde los egipcios hasta nuestra sociedad posmoderna. Y es así como, recorriendo un camino de unos 8.000 años, hoy -lejos de agotarse- sigue siendo la musa inspiradora de la creación.

La nota de hoy es un breve punteo de cómo se vivió y tomó esta bebida a través de los tiempos desde la mirada crítica, estética y social de los artistas de diferentes disciplinas.

Se puede considerar que el vino ha sido una expresión artística en sí misma, y que, a su vez, ha sido el motor de otras expresiones humanas como la pintura, la música, las danzas, la escultura, la arquitectura, y cuanta expresión se nos ocurra.

En la antigüedad, en las civilizaciones egipcia (6.000 a.C.) y griega (2.000 a.C.), el vino sustentaba la alimentación y la economía de gran parte de la población. Así, una abundante vendimia era motivo de jolgorio y alegría. En aquellas épocas no existían los medios de comunicación de la actualidad, y todos los hechos culturales-artísticos solían quedar plasmados en murales o vasijas de barro, algunos de los cuales se conservan hasta hoy. Así arrancó la historia del vino y el arte. En dichas obras el motivo principal eran las distintas etapas del proceso.

Proceso de vinificación - Egipto
Proceso de vinificación - Egipto

Sin embargo, los griegos hicieron llegar al vino un poquito más allá: lo introdujeron en su mitología a través de un semidios llamado Dionisio y su tutor, Sileno. Ambas figuras inspiraron innumerables cuentos, citas, danza y fiestas. Una de las fiestas populares más importantes dedicadas en honor de Dionisio fueron las Antesterias. Éstas se celebraban cada año cuando se realizaban las primeras aperturas de jarras de vino de la añada anterior.

Tiempo después, los romanos (27 a.C.), conocidos por fundir su cultura con la de los pueblos conquistados por ellos, incluyeron a Baco y Silvano en su mitología, los cuales representaban a Dionisio y Sileno. De ahí surgieron fiestas en honor a estas deidades que denominaron Bacanales.

Tanta historia alrededor del vino dio tela para pintar -allá por el 1500 d.C.- que retomaron cuestiones mitológicas y religiosas. “Baco ebrio” es un claro ejemplo en la escultura realizada por Miguel Ángel.

Sin embargo, durante el movimiento Barroco (1600 d.C.), el vino se vivió desde un enfoque más dramático y visceral, reflejando el frenesí y la embriaguez. Baco, Silvano, la embriaguez, la desnudez, eran parte de las pinturas de Rubens (“El Baco”), Tiziano (“La bacanal”), Velázquez (“Triunfo de Baco”), Caravaggio (“El Baco enfermo”). Por esta parte de la historia, el vino también hacia su aparición protagónica en una de las obras maestras de la literatura en la cual “Don Quijote” derrota a los cueros de vino.

La bacanal de los andrios - Tiziano
La bacanal de los andrios - Tiziano

Con el tiempo, la visión sociocultural del artista hacia el vino mutó nuevamente su enfoque. Pasó de lo grotesco en el barroco al costumbrismo del día a día. Así lo reflejaron Goya (“La vendimia”) y más tarde Renoir (“El almuerzo de los remeros”) y Van Gogh (“Naturaleza muerta con botella y dos vasos”).

Ya a comienzos del siglo pasado, Picasso, fiel a su estilo abstracto, también dejaba su impronta con la obra “La bouteille de vin”. Por este siglo también grandes artistas literarios tenían su versión del vino. Hemingway en la obra “París era una fiesta” decía “... Beber vino no era un esnobismo ni un signo de sofisticación ni de cultura; era algo tan natural como alimentarse...”. Charles Bukowski, un gran tomador de vino, decía en Women: “Ese es el problema de beber, pensaba, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa, bebes para intentar olvidar; si algo bueno, bebes para celebrar; y si nada pasa, bebes para que hacer que algo pase”.

Charles Bukowski - Escritor
Charles Bukowski - Escritor

Así en el siglo XX, nuevos artes se suman al hecho de dejar asentada la huella del vino en la historia humana. El cine y la fotografía se asumen como las nuevas artes visuales. “Notorious”, de Alfred Hitchcock, “Marcelino Pan y Vino” de Ladislao Vajda, “Días de vinos y rosas” de Blake Edward y “Un paseo por las nubes” de Alfonso Arau son algunos ejemplos de cómo está bebida ha quedado para la posteridad en la pantalla grande. Así también lo hicieron algunos fotógrafos famosos como Alberto Schommer (“Bodegón”), Henri Cartier-Bresson (“Rue Mouffettard”) y Cecilia del Val (“First anniversary”).

Rue Mouffetard - Fotografía de Henri Cartier-Bresson
Rue Mouffetard - Fotografía de Henri Cartier-Bresson

La música no fue ajena a nuestra bebida en cuestión. Así el vino comenzó a quedar inmortalizado en piezas de tango (Gardel/Romero “Tomo y Obligo”, D’Arienzo /Romero “Vino triste”) y folklore argentino (Horacio Guarany “Volver en vino”, Los Altamirano “Mi vino en soledad”), “Pongale por las hileras” de Félix Palorma. También el rock ha sido parte con temas como “Vino tinto” de Estopa, “Vino dinero y amor” Elvis, “El espíritu del vino” de Héroes del silencio, “Wine and woman” de Bee Gees.

Cantautor - Horacio Guarany
Cantautor - Horacio Guarany

Perfil

Francisco González Antivilo forma parte del mundo del vino desde hace 18 años. Escribe y comparte. Se ha formado y trabajado en distintas áreas que aportan a la industria vitivinícola, como la comercialización, la producción y la docencia. Tiempo después de recibirse de ingeniero agrónomo comenzó su formación para recibirse de Doctor en Ciencias Biológicas, trabajando como científico por varios años. Hoy, trabaja en su empresa de I+D para el sector agrícola como gerente. www.frangonzalezantivilo.com / @frangonzalezantivilo

“Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes”.

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