Un varietal, tres generaciones: la experiencia de los hacedores del vino

Día del Malbec, Rumbos
Día del Malbec, Rumbos

José “Pepe” Galante, Alejandro Vigil y Matías Morcos, representan tres camadas de especialistas que han diseñado vinos a lo largo de los últimos treinta años. De los primeros estilos a los renovados Malbec con identidad de terroir.

Si bien llevaba años en el país, la explosión del Malbec, como la cepa emblema de Argentina, llegó hace tan sólo algunas décadas. Que hoy este varietal sea un sinónimo de nuestra tierra en el mundo, no es casualidad y detrás de ello está el trabajo de decenas de viticultores que entendieron que éste podía ser nuestro puente al mundo. Así, nos encontramos con ya tres generaciones de enólogos que han podido trabajar con el Malbec y día a día continúan perfeccionándose para lograr lo mejor de él. José “Pepe” Galante, Alejandro Vigil y Matías Morcos, fueron los elegidos por Los Andes en representación de cada una de estas generaciones para conocer sus experiencias con esta uva y su visión hacia el futuro del Malbec.

José “Pepe” Galante: “Muchos no creían que esta cepa podía lograr destacarseFue con la cosecha de 1994 que José “Pepe” Galante (69) y Catena Zapata, la bodega en la que trabajaba en aquel entonces, elaboraron el primer Malbec que empezó a hacer ruido en el mercado. Desde aquel momento, Pepe, uno de los enólogos más respetados de nuestro país, pudo ver toda la transformación del vino argentino y el varietal. Hoy sigue trabajando con este varietal en Bodegas Salentein y su proyecto familiar, Puramun, pero admite que los estilos han cambiado.

- ¿Cuál fue el punto de partida del Malbec?

- El primer Malbec que se presentó en el mercado fue una cosecha de 1994 y las expectativas estaban divididas: algunos que teníamos mucha fe, principalmente los hacedores y otros, que no creían que esta cepa podía lograr destacarse. El éxito comercial que tuvo esa primera producción, que se vendió muy rápido, fue como el punto de despegue para confirmar lo que nosotros pensábamos. Todo lo que pasó después partió del hecho de que ya uno le puso la lupa sobre el Malbec y empezamos a tratar de entender qué era lo que esta cepa tenía.

- ¿Cuánto ha evolucionado?

- Desde el primer Malbec que hice con Catena a los que hago hoy con Salentein y Puramun, han cambiado muchísimo, porque también han cambiado las preferencias de los mercados. Eso te marca muchísimo el estilo de los vinos. A mí me gustan más los que hacemos ahora que los que hacíamos antes. Ahora la gente premia mucho más la expresión de un determinado lugar o la fruta, taninos más amigables.

- ¿Qué sigue ahora para la cepa emblema?

- Lo que veo es que hoy el término viticultura de precisión que se usó en una época ya es antiguo, porque si lo que se hacía en esa época era precisión, me imagino lo que es ahora, con el nivel de detalle que se están estudiando los suelos. De eso seguramente van a salir cosas que van a sorprender. Si bien los resultados son lentos, es muy dinámico. Creo que el futuro es muy promisorio y el futuro está en las IG. Va a seguir la profundización y la especialización en la producción. Hoy en una bodega te encontrás que en el viñedo tenés parcelas con expresiones distintas.

Alejandro Vigil: “Cuando empecé se producía más chardonnay que malbec”

Para llegar a ser hoy uno de los enólogos más destacados, Alejandro Vigil (47) tuvo que recorrer un largo camino. En todo ese trayecto ha tenido y sigue teniendo un gran aliado: el Malbec. Tan intrínseca es su relación con el varietal que hasta lo lleva tatuado en su piel. Con esta cepa Alejandro se ha ganado el reconocimiento nacional e internacional para sus vinos de Catena Zapata y Bodega Aleanna. El Enemigo, su vino estrella.

- ¿Cómo era la realidad del Malbec cuando empezaste?

- Ya tenía su nombre, pero hasta cierto punto. En aquel entonces se producía más Chardonnay que Malbec. Se hacía un 60% de Cabernet Sauvignon, un 30 o 35% de Chardonnay y el resto de Malbec y alguna otra cosa. Si bien se había empezado a mostrar en el mundo, todavía encontrabas el Malbec de Argentina mezclado con los vinos de Chile.

- ¿Y cómo llegaron al nivel de reconocimiento de hoy?

- El recorrido que tuve fue entender que en principio el Malbec era muy distinto al Cabernet Sauvignon. Se elaboraba tanto ese varietal que se utilizaba el mismo concepto para la elaboración del Malbec. La segunda, que para mí fue fundamental, era entender que el Malbec necesita un apellido para saber qué hacer y cuándo cosechar, y ese apellido es el lugar. Esa fase de entender que cada lugar te da una posibilidad distinta de trabajo, una visión distinta sobre el varietal, creo que fue la más larga. Desde 2002 a 2009 o 2010, me avoqué fuertemente a entender eso. Después, vino una tercera etapa que fue entender que en cada zona también había diferencias que estaban determinadas por el microclima, la exposición al sol, el suelo, la necesidad de agua. Hoy todavía estamos ahí y queda un tiempo largo por recorrer.

- ¿Cuál es el futuro del Malbec?

- En el futuro del Malbec hay tres lineamientos fuertes: primero, hay que seguir siendo conocidos a nivel internacional; el segundo lineamiento es coyuntural y tiene que ver con la competitividad de las bodegas para poder llegar a los segmentos con rentabilidad y que sean sustentables para todo el sistema, pero eso sale de lo enológico; lo tercero es la innovación que se está dando en Argentina y el descubrimiento de nuevas zonas que nos den vinos distintos a los que estamos elaborando.

Matías Morcos: “Ya no salimos a vender el malbec, sino el lugar de su origen”

Matías Morcos (25) se ha convertido en uno de los enólogos revelación de nuestra vitivinicultura. Su amor por la tierra en la que nació lo ha llevado a tener un claro objetivo: la reivindicación de la zona Este como un productor de calidad. Por supuesto, el Malbec es parte de este plan.

- ¿Sentís que los nuevos enólogos tienen ventaja para trabajar el Malbec?

- Lo interesante es que nacemos de mucha sabiduría y conocimiento sobre el Malbec y nos queda muy poco por inventar sobre la variedad. Lo que trabajo personalmente son tres ejes distintos o fundamentales: el primero, pensando en un Malbec de primera zona histórica de Mendoza que sea accesible, divertido y fácil de tomar, que es lo que nos hizo ganar tantos mercados; después sigue un Malbec ultra premium de terruños y naturales del Valle de Uco, donde trabajamos con micro parcelas elaboradas de manera 100% natural en las que el Malbec es un transmisor del lugar; y en el tercer camino estamos trabajando un montón para encontrar el perfil del Malbec en nuestra zona Este. Por ahí es una zona desprestigiada y nosotros trabajamos mucho para revalorizarla.

- ¿Cuál es el gran desafío que presenta este varietal?

- Hoy el Malbec nos permite mostrar pequeños lugares adentro de Mendoza. Es una variedad plástica y transparente que permite expresar el lugar, más allá de la variedad. El desafío es poder mostrar los diferentes Malbec que tenemos en esta súper heterogénea provincia. Entonces es mostrar un lugar más allá del varietal. Ya no salimos a vender el Malbec, sino el lugar donde está plantado.

- ¿Cómo pensás que se va a seguir desarrollando?

- Veo dos futuros para el Malbec: por un lado, poder lograr la identidad de cada lugar con vinos premium; y por otro, seguir consolidándose como una uva amigable y agradable que ha conquistado el mundo. En ese último aspecto nos tiene que ayudar la macroeconomía del país para poder seguir desarrollando mercados con Malbec accesibles para todo el mundo.

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