Hilario, Sorocayense y Tamberías podrán ser usadas en las etiquetas de vinos.
El entendimiento de la singularidad de cada terruño en la elaboración de vino en Argentina está en constante evolución. Esta vez, tres nuevas Indicaciones Geográficas (IG) han sido aprobadas por el Instituto Nacional de Vitivinicultura para su uso en las etiquetas: Hilario, Sorocayense y Tamberías, lo que les otorga un estatus distintivo frente a los vinos de San Juan.
Estas tres nuevas IG forman parte de una entidad mayor, la poco conocida en el mercado Calingasta o Valle de Calingasta. Este valle se sitúa entre la Precordillera y el Cordón Ansilta en la cordillera sanjuanina, abarcando un área extensa con dirección norte-sur por donde discurre el río Los Patos desde los 1900 hasta los 1300 metros sobre el nivel del mar.
El valle de Calingasta comprende cinco IG en total, entre las que se destacan Barreal (que ya poseía su propia IG), Hilario, Sorocayense y Tamberías. Estas IG amparan aproximadamente 208 hectáreas de viñedos, mayoritariamente tintos, con una pequeña proporción de blancos y rosados, según datos del Observatorio Vitivinícola.
En esta región operan varias bodegas que aprovechan tanto variedades tradicionales como Criolla Chica y Torrontés Sanjuanino, como también Malbec, Bonarda y blancas como Chardonnay. Productores como Cara Sur, Bodega El Carmen y Los Dragones destacan en esta zona, junto con otros que también se benefician de sus uvas, como Las Moras, Daniel Pi y Gonzalo Mazzotta.
Ahora, Hilario, Sorocayense y Tamberías pueden ser utilizadas en las etiquetas de vinos como indicaciones de origen legalmente protegidas, lo que representa un hito significativo para la región.
Las Indicaciones Geográficas son crucialmente importantes en la legislación argentina y a nivel internacional, ya que protegen la denominación de origen de los vinos. Esto garantiza que los nombres geográficos estén asociados únicamente con lugares específicos y reconocidos en el mundo del vino.
Sin embargo, la protección de estas IG a menudo conlleva largas y costosas batallas legales, como las ocurridas con la marca Patagonia en algunos mercados, donde se pretende utilizar para vinos que no tienen origen en la región, o la disputa entre la Denominación de Origen Toro en España y ciertos nombres de vinos en el mercado nacional argentino.
Proteger los nombres geográficos de los abusos comerciales es esencial para preservar la autenticidad y la reputación de los vinos argentinos, aunque no siempre se traduzca directamente en diferencias notables en el estilo o sabor de los vinos.