Hablemos de tapones para vinos: ¿corcho, plástico, tapa rosca, vidrio... cuál es mejor?

Cuando quise empezar a escribir esta nota, lo primero que pensé es en volver a leer lo que ya se escribió antes o por lo menos, que yo había leído. Y me sorprendí…en el buen sentido.

Todo lo que estudié hace unos 15 años, que en ese momento era actual, hoy parece lejano o desactualizado. Lo interesante es cómo una industria tildada de “tradicional” ha evolucionado, se ha aggiornado, y este tema en cuestión no es la excepción.

Si hablamos un poco de tecnicismos, el título de la nota debería ser “Hablemos de cierres para vinos…” y además, sería imposible llegar a un acuerdo sobre qué tapón “o cierre” es el mejor para un vino, pero si podríamos llegar a convenir algo para estilos de vinos bien definidos. Trataré de explicar un poco el porqué de esta afirmación. Aclaro que cada profesional dentro de la industria enológica puede tener visiones distintas, no compartir las mías, y hacerlo bien o muy bien.

Hablando del vino en cuestión, o estilos, las preguntas que nos hacemos en la industria (del otro lado del mostrador) para decidir qué tipo de cierre usar, son más o menos estas: ¿Qué queremos lograr con nuestro vino?, ¿qué tipo de cierre es el más conveniente para preservar el vino de la mejor manera hasta el momento de consumo?, ¿queremos que el consumidor lo guarde un tiempo (años) para alguna ocasión especial?, ¿queremos que el vino tenga una evolución lenta y controlada para terminar de “redondearse” en la botella?, ¿queremos que el consumidor lo tome luego de comprarlo (lo más usual)? ¿o queremos que el vino tenga un cierre hermético sin intercambio de gases?.

¡Ups!, me olvidé de una importante, ¿qué opciones de cierre tengo que pueda absorber los costos de mi producto?. Entonces, podría decir o dividir la cuestión en: vinos con mucha estructura que necesitan un tiempo en botella y seguramente el consumidor lo “guarde” un tiempo, vinos de consumo rápido (buscamos que lo que tenía en el tanque sea lo que probamos al servirlo, sin una evolución) y también agregamos los vinos blancos y rosados.

Daniela Tiezzi.
Daniela Tiezzi.

Vamos a los pros y contras de cada opción, el “corcho” o tapón natural viene de un árbol, llamado alcornoque, que se da en algunas regiones de Europa (Portugal principalmente, España, Italia y algunos países más, en menor medida). Es un proceso muy largo, donde se quita la corteza del árbol unos centímetros y luego pasa por varias etapas para terminar en lo que conocemos, sin entrar en mucho detalle. Este tapón es esperable en un vino de guarda, o que necesita un tiempo en estiba para terminar de redondearse y es la opción mas cara, por lo que normalmente es común en vinos de alta gama y/o caros. Un vino de entrada de gama (más barato en criollo) no puede absorber su costo, y aún más importante, no tiene mucho sentido porque no le aporta valor al producto desde lo funcional. Sin embargo, para estos vinos está la opción de los tapones técnicos.

Los tapones técnicos son aglomerados o micro aglomerados. Se forman de corcho granulado con un aglomerante, para luego ser moldeados. El precio de los mismos es más accesible que los naturales, y su adaptabilidad al mercado desde lo estético y funcional ha hecho que hoy los veamos en muchísimos de los vinos que tomamos, sobre todo en gamas media o media alta. Y en algunos casos vinos super Premium.

Después tenemos los tapones plásticos o sintéticos, los mismos tienen una principal ventaja frente al resto: son en general más económicos. Los encontramos en vinos de entrada de gama, gama media y algunos de alta gama también. También han evolucionado y mejorado mucho con el tiempo desde su funcionalidad hasta la parte estética y relacionado a la sustentabilidad los encontramos de materias primas vegetales. Al principio, hace algunos años, no eran bien vistos, pero hoy más del 30% de los vinos de Argentina llevan este tipo de tapón.

Y finalmente, pero no por menos, tenemos la tapa a rosca. En Argentina no está bien vista, o la vemos poco en los vinos tintos que normalmente consumimos; la encontramos en vinos blancos o rosados en general. No la asociamos a los vinos de alta gama y nos deja sin el ritual de destapar la botella. Sin embargo, en otros países como Australia o Nueva Zelanda sí es muy común para el segmento de alta gama. Si vemos la tapa desde el lado de la practicidad, es una buena opción para competir con otras bebidas. Otro ejemplo es que muchos de los vinos que se exportan de Argentina a Inglaterra salen con tapa rosca (los mismos productos que acá encontramos con tapón). No aporta el “olor a corcho” a un vino. El cierre es hermético, o también pueden tener un cierre “menos hermético” si fuese necesario. Por lo que, asociar la tapa a rosca a un vino de mala calidad, no es algo acertado.

Si volvemos a la pregunta original, “¿Corcho, plástico, tapa rosca... Qué es mejor?” ahora tendremos más claro que, efectivamente, todo depende.

  • El tapón de corcho ayuda a que el vino evolucione en botella durante años y lo haga adecuadamente, con tranquilidad. De esta manera, resulta más que evidente afirmar que la corteza de alcornoque será la mejor opción para los vinos de guarda. Pero también es una buena opción un tapón técnico para dicho uso.
  • El tapón técnico es quizás la más versátil de las opciones, por ello hoy en día lo vemos mucho en los productos del mercado. Es más accesible en precio y desde lo estético han evolucionado mucho.
  • El tapón sintético es el más económico de todos, tienen más sentido desde ese aspecto en vinos de entrada de gama o gama media desde lo funcional, mejorados desde lo estético, y hoy con tendencia a ser más sustentables.
  • Y finalmente la tapa rosca, quizás la mal vista, es práctica para el consumidor, en precio quizás es similar a un tapón + una cápsula y deberíamos sacar de la cabeza del consumidor el concepto de vinos de mala calidad, y tomarlo como una opción diferente y divertida al resto.

Y, ¿qué pasa con los tapones de vidrio?. Son elegantes y dan ganas de coleccionarlos porque parecen tapones de perfume. Lo bueno de los cierres de vidrio es que permiten un sellado muy neutro y son reciclables. Sin embargo, son caros y, pese que a priori no aportan nada al líquido (lo cual es bueno), creo que todavía es pronto para recoger resultados de vinos envejecidos en botella selladas con este vistoso material.

Rompamos con algunos mitos que traemos del pasado y disfrutemos del vino en todas sus formas, presentaciones y opciones, porque la calidad de los vinos que hoy día vemos en el mercado, es realmente muy alta. No elijamos un vino por el tipo de cierre que tiene, o pre juzguemos a un vino por ello. Detrás de eso, hay profesionales que pensaron y evaluaron qué es lo más conveniente para esa ocasión y destino del producto, y que trabajan para que la industria vitivinícola sea mejor y más competitiva.

*La autora es Licenciada en Enología y socia de A.MU.V.A

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“Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes”.

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