Cómo es en primera persona ser turista de lujo en Mendoza y cuánto sale

En primera persona, cómo vive un turista de lujo su visita a Mendoza. - Gentileza
En primera persona, cómo vive un turista de lujo su visita a Mendoza. - Gentileza

A solo 40 minutos de la capital mendocina existe la posibilidad de vivir desde adentro el encanto del enoturismo local, combinado con opciones gastronómicas de primer nivel.

Ser turista en Mendoza es una práctica que muchas veces puede quedar olvidada por los propios mendocinos. Como sucede en casi todo el mundo, los lugareños solemos pasar por alto los atractivos que ofrece la provincia, algo que cada vez es más valorado y requerido por los visitantes nacionales e internacionales que llegan a estas tierras en búsqueda de un descanso rodeado de la montaña, el vino y la gastronomía.

Pero, ¿cómo es ser turista de lujo en Mendoza? La respuesta puede llegar a ser tan diversa como la cantidad de visitantes que arriban a diario a la Tierra del Sol y del Buen Vino. Aun así, la “Esperienza Agostino, la casa aperta” nos ayudó a darnos una idea de lo que se puede vivir al ser huésped y comensal de una bodega local.

Casa Agostino cuenta con 11 amplias suites. - Gentileza
Casa Agostino cuenta con 11 amplias suites. - Gentileza

Familia, tradición y recuerdos

Pero vamos de a poco. Para entender el espíritu de la experiencia es preciso conocer antes a sus anfitriones. Se trata de la familia Agostino, compuesta por cuatro hermanos de origen italiano, que en su niñez y juventud vivieron en Mendoza, antes de emigrar a Canadá, donde se instalaron con su compañía dedicada al Real Estate.

Su paso por la provincia los marcó tanto que, ya en su adultez y a 30 años de haber partido al norte del continente, decidieron volver para dedicarse al negocio del vino. Así fue como en 2003 compraron la finca en Barrancas donde hoy está la bodega y posteriormente otra finca en El Cepillo. Justamente en la propiedad de Maipú decidieron fusionar la vitivinicultura con lo que mejor saben hacer: la construcción.

Para 2005 inauguraron la bodega, un moderno edificio que une la planta industrial y la sala de barricas -donde la enóloga Macarena Giménez, con el acompañamiento de José “Pepe” Gómez, da vida a las cuatro líneas de la bodega- con otros espacios como el restaurante, salas de degustación y una galería de arte que se utiliza para eventos y experiencias enológicas.

A eso se le sumó la construcción de una casa familiar ubicada a pocos metros de la bodega, enmarcada por amplios jardines y amenities, que hoy se han convertido en Casa Agostino, la propuesta hotelera de la compañía. En esta propiedad también se ve reflejado su grato recuerdo sobre su crianza en Mendoza, ya que los hermanos Agostino decidieron replicar en el patio interno de la vivienda la arquitectura de la Plaza España de Ciudad, decorada con idénticas mayólicas del espacio citadino.

En 2018, la afinidad de los Agostino por la arquitectura de vanguardia y la búsqueda de producir vinos de calidad los llevó a adquirir la bodega Alfa Crux, (anteriormente O. Fournier), así completaron 520 hectáreas de viñedos.

Mesa compartida, así es la propuesta gastronómica. - Gentileza
Mesa compartida, así es la propuesta gastronómica. - Gentileza

Turistas en Mendoza por un día

Aunque la agenda parezca repleta de actividades, lo primero que podemos decir de cómo es ser turista en una bodega de alta gama es que el relax y la distensión son los protagonistas de la experiencia (además del vino y la comida).

El itinerario comienza, por supuesto, con la llegada a la bodega, donde el equipo de turismo recibe a los visitantes con una copa del vino espumoso de la casa en una terraza que permite tener una vista 360° de la propiedad, donde se destaca una sucesión de viñedos que se ve interrumpida por la imponente Cordillera de los Andes. Allí también horas más tarde se puede disfrutar del atardecer, obteniendo una panorámica digna de una obra artística.

Cerca del mediodía es el turno de la primera experiencia gastronómica de Agostino: La Pizzería de la Huerta. Para llegar, hay que trasladarse a las antiguas caballerizas del lugar, donde en el remodelado espacio el reconocido chef irlandés Edward Holloway ha concretado su deseo de ofrecer pizza napolitana al horno de leña, pero con el plus de una clase de cocina donde cuenta todos los secretos del clásico plato italiano, como la fermentación lenta de la masa, de 48 hs y 78% de hidratación, o el pomodoro italiano.

El horno de leña, una de las claves de las pizzas. - Gentileza
El horno de leña, una de las claves de las pizzas. - Gentileza

También se puede optar por solo ir a comer el menú de tres pasos (entrada, una pizza individual y un postre a elección con el acompañamiento de los vinos de Agostino y Alfa Crux, por copa o botella), pero la clase de cocina permite a los comensales elaborar su propio plato guiados por Holloway en una experiencia que arranca en la huerta, sigue con el amasado, continúa con la preparación de la pizza y termina con el horneado previo a la degustación.

La Pizzería de la Huerta está disponible todos los días, a excepción de los miércoles, se puede realizar en grupos o parejas, también en eventos sociales y corporativos. Además, los mendocinos tienen un 15% en el menú que cuesta $12.500 por persona. Asimismo, para el programa “Cooking Class” hay que consultar disponibilidad.

En La Pizzería de la Huerta podés amasar tus propias pizzas. - Gentileza
En La Pizzería de la Huerta podés amasar tus propias pizzas. - Gentileza

Una vez finalizado el almuerzo, el día del turista sigue con el ingreso a Casa Agostino. A metros de la bodega y rodeado de árboles y un amplio parquizado se encuentra el alojamiento, el cual no lo definen como un hotel, sino como una casa con servicios hoteleros.

Y esto se puede sentir en cada uno de los ambientes, donde más allá de contar con 11 amplias suites equipadas con todas las comodidades propias de un alojamiento de alta gama, con acceso propio y directo a los jardines, se pueden encontrar espacios comunes empapados de un aura familiar que complementa la calidez del personal.

El precio por noche de la suite es desde 300 dólares (valor oficial BNA) e incluye el uso de la piscina, la sala de juegos, el cinema room, gimnasio con sauna e hidromasaje en la terraza con vista a toda la propiedad, honesty bar y la disponibilidad de bicicletas para dar un paseo por los viñedos. Además, se pueden contratar otros servicios, como sesión de masajes o clase de yoga integral y flow.

A eso se suma la Casa de Campo, ubicada frente a la piscina, con tres habitaciones y capacidad de hasta seis personas, con acceso a los amenities. Además, cuenta con una amplia cocina totalmente equipada y una parrilla exterior, para disfrutar de la galería.

El cierre de la “Esperienza Agostino” se da en el restaurante, el otro espacio gastronómico de la bodega. Allí, Edward Holloway propone un renovado menú que busca volver a los orígenes de la gastronomía ítalo-argentina. Si bien se trata de cuatro pasos por persona, el servicio emula una mesa familiar donde todo se comparte.

La propiesta gastronómica remita a las raíces ítalo-argentnas. - Gentileza
La propiesta gastronómica remita a las raíces ítalo-argentnas. - Gentileza

“Nació como un homenaje a las raíces de la familia Agostino, y también como una inspiración de mis viajes por Italia, cuando vivía en Europa. Amo la comida y la informalidad a la hora de comer, compartir cosas en el medio de la mesa, la frescura de los productos, la simpleza de la comida. En esa mezcla nació este menú que es la mejor forma en la que podemos transmitir lo que quiere Agostino como organización. Realmente es un placer venir acá a comer, porque se ve la gente realmente disfrutando, no hay nada de formalidad, está muy descontratado todo, pero la comida es de buen producto, simple, pero bien hecho”, describió el chef.

El menú comienza con el “Pane”, con aceituna rellena; pan de semolín y ajo asado; queso parmesano; y caracú con gremolata. El primer paso es el “Antipasti”, también con cuatro propuestas: ensalada de la huerta, criolla de vegetales, avellanas y hierbas; carpaccio de ojo de bife; arancini de cuatro quesos y azafrán, salsa romesco; cachete de abadejo curado a la sal, papa rota; y mejillón gratinado.

Si hablamos de menú italiano no puede faltar “La Pasta”, la cual está representada con cavatelli, crema de espinaca, molleja, hongo portobello y panceta crocante. Para el plato principal, los comensales eligen entre bife de ternera ahumada en casa; milanesa de ojo de bife; o la pesca del día con costra de limón y hierbas de la huerta, acompañado por vegetal de estación a la chapa, balsámico de “Millán” o papa al verdeo con costra de parmesano

Para cerrar llega una degustación de postres que incluye profiterol, crema diplomata, frutas de estación; tiramisú clásico; queso azul y dulce de quinoto de nuestra huerta; y mousse de chocolate, crocante de avellanas, tomillo, aceite de oliva y sal.

El precio del menú varía de acuerdo al maridaje elegido y los precios van desde $32.400 a $49.300. También está disponible todos los días, a excepción del miércoles y cuenta con adaptación sin TACC, sin lactosa, vegana y vegetariana.

Y así concluye la experiencia de ser turista de lujo en Mendoza, donde los visitantes pueden encontrar un descanso activo, aprendiendo del vino y la gastronomía que ofrece la provincia, acompañado con un servicio de alta gama.

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