En el marco del Día del Padre, Los Andes habló con el reconocido enólogo y con Eliana y Fernando Galante acerca de cómo es trabajar todos juntos en la bodega familiar.
Como sucede cada tercer domingo del mes de junio en Argentina, hoy se celebra el Día del Padre. Si hablamos de vino, al momento de armar la historia filial de la vitivinicultura en el país, podríamos decir que José “Pepe” Galante es uno de los padres de la enología moderna nacional. Es por eso que para esta especial fecha Los Andes habló con él y sus hijos sobre cómo es trabajar todos juntos y su relación con la bebida nacional.
Fue en el año 1976 cuando Pepe ingresó a Catena Zapata, donde se convirtió en uno de los responsables de varios de los vinos que comenzaron a cambiar las reglas del juego en la industria nacional y empezó a forjar este lazo paternal. Pero justamente ese año tan importante desde lo profesional, también lo fue desde lo personal, porque fue entonces cuando se casó con Betti Ferro, la madre de sus tres hijos Cecilia (45), Eliana (41) y Fernando (37). Hoy, los cinco son los protagonistas de Puramun, la bodega familiar que día a día sigue creciendo.
Aunque ninguno se dedica directamente a la enología como su padre, el vino ha sido lo que los ha unido a lo largo del tiempo y en las reuniones familiares, además de River, como contaron Pepe y sus hijos Eliana y Fernando durante la entrevista.
- ¿Cómo se dio la idea de trabajar todos juntos?
- José Galante: Fernando ya había vuelto de Buenos Aires donde estaba estudiando Economía, Eliana ya se había recibido en Mendoza y junto a Betti (Ferro), mi esposa, insistían en que había que hacer algo en familia. En 2010 comenzamos a darle forma a la idea y en 2011 fue la primera cosecha. Yo había estado en Catena y en 2010 había comenzado en Salentein, por lo que era un buen momento para arrancar el proyecto familiar.
- ¿Cómo definieron lo que iba a hacer cada uno en la bodega?
- Fernando Galante: En gran parte, lo que nos ayudó a avanzar con el proyecto fue que los roles quedaron muy bien definidos desde lo que cada uno se dedicaba y le interesaba hacer. A mi papá le insistíamos desde hace muchos años para arrancar con un proyecto familiar, pero lo que siempre nos decía era que le gustaba estar en la bodega, el viñedo, toda la parte productiva y no le simpatizaba tanto hacerse cargo de los otros aspectos del negocio, algo que ya había hecho cuando él arrancó con Bodega Esmeralda hace muchos años atrás. Como yo estudié Economía y me dedico más a la finanzas, hago la parte comercial y financiera. Eliana, que es licenciada en comercialización y ya venía trabajando en bodegas se encargó de lo que es la logística y las exportaciones, algo complejo e importante. Mientras que Cecilia, que es arquitecta y le gusta mucho el diseño, ella se involucró más con mi mamá en todo lo que fue la marca y las etiquetas.
- ¿Cómo es tener de “jefe” a su papá o la relación laboral con los hijos?
- JG: Ellos me tienen cortito a mí (risas). Es más una relación familiar, cada uno tiene su responsabilidad para que esto funcione y salga bien. Fernando y Cecilia, además de participar en Puramun, tienen otras obligaciones, mientras que Eliana trabaja full time en la bodega. No es una relación de jefe con sus empleados, si no que se desenvuelve de otra manera la relación, como en la familia.
- FG: Es como sucede con la división de roles. Cada uno tiene bien en claro que hace e intentamos no meternos mucho en lo que hace el otro. Por el momento viene fluyendo bien de esa forma. Nos ayuda que todavía el volumen es pequeño y por ahí la dinámica es bastante familiar, no hay muchos más actores en juego.
- Eliana Galante: Cada uno cumple el rol que le toca y lo llevamos muy bien.
- ¿Qué les genera como hijos que su padre sea una figura tan emblemática dentro de la vitivinicultura argentina?
- EG: Para mi genera mucha admiración y orgullo que mi papá sea alguien tan conocido en el mundo del vino, no solo en Argentina, sino en el mundo.
- FG: Al estar nosotros estar mucho más involucrados en la bodega podemos tomar relevancia de quién es y del tamaño que tiene en la industria. Se puede ver en cosas sencillas como la relación con un proveedor. Cuando recién arrancamos, si bien éramos nuevos, sabiendo que estaba mi papá atrás confiaban en nosotros y pudimos ver cómo las puertas se iban abriendo y se hacía todo más sencillo. Una de las cosas que yo más admiro de él es que además de ser muy reconocido como profesional y por lo que hace, también tiene reconocimiento por la calidad de persona. Eso me hace sentir muy orgulloso y es muy lindo.
- ¿Cómo es la familia Galante?
- FG: Somos muy tanos, de juntarnos mucho. Al menos domingo de por medio nos reunimos toda la familia con los hijos. Somos muy ruidosos (risas), pero nos reímos mucho y la pasamos bien. Algo muy lindo y que rescato es que fuimos tomando el amor por el vino en esas reuniones, porque mi papá es un apasionado de lo que hace y siempre terminamos hablando de vinos, probando cosas que él tiene guardadas y aprendemos mucho. Mi esposa cuando empezamos a estar juntos no tomaba vino y ahora es fanática, un poco eso lo genera mi viejo. El vino funciona como una especie de epicentro de lo que pasa en nuestra vida familiar.
- JG: Lo mismo pasa con el esposo de Cecilia, cuando llegó a casa tomaba gaseosa (risas), pero ahora tiene un paladar muy refinado. En otro aspecto, siempre he respetado mucho a mis hijos y sus decisiones. Ninguno de ellos estudió enología cuando yo podría haber presionado para que alguno lo hiciera. Con mi esposa siempre los estimulamos para que hicieran lo que ellos sintieran que era lo mejor. Para nosotras era muy importante que ellos eligieran e hicieran lo que les gusta. El hecho de estar trabajando todos juntos hoy ha sido porque el vino nos ha reunido.
- ¿Cuál es la proyección que ven para Puramun?
- JG: Esto nació con un solo vino, un Malbec, pero con los años fuimos sumando otros cuatro vinos y ahora estamos pensando sumar otro varietal que ya está próximo a embotellarse. Tenemos otras ideas en mente como hacer un vino un poco más icónico ya en la muy alta gama.
- FG: Recuerdo que tuvimos una reunión hace unos años atrás porque veníamos creciendo bastante. Ahí planteamos que queríamos hacerlo crecer y darle más vuelo como empresa. El hecho que Eli esté trabajando tiempo completo en la bodega responde un poco a eso, a que queremos seguir creciendo.
- ¿Cuál es el vino de Puramun que más define a la familia?
- JG: (Risas) Todos.
- EG: Todos tienen el estilo de mi papá, lo que queremos transmitir como familia.
- JG: Decimos que todos porque cuando te pones a pensar todos tienen alguna relación con alguno de nosotros. Por ejemplo, el Chardonnay es algo que Betti pedía mucho y recién en 2016 lo tuvimos. El Malbec, probablemente, es una cosa más mía. El Cabernet Franc también surgió de las charlas de domingo y con el Cabernet Sauvignon nos está pasando lo mismo. De una manera u otra, siempre hemos estado participando todos.
- Si bien Pepe es quien toma las decisiones enológicas, ¿cómo definen los vinos?
- JG: Ellos son los críticos y me toca convencerlos. Primero les tiene que gustar a ellos el vino para que podamos incorporarlo. A veces son duros, me hacen reflexionar, entender y empezar de nuevo.
- ¿Y con las decisiones importantes o las incorporaciones de nuevos varietales?
- FG: Ahí deberíamos hablar para el Día de la Madre, porque la que define ahí es mi mamá (risas). Las que más participan son Betti y Eli, quien además es sommelier y puede aportar otro conocimiento a lo que podemos opinar Cecilia y yo.