Un estudio afirma que tomar vino ayuda a prevenir el desgaste cognitivo

El vino previene el desgaste congnitivo y ayuda a tener una mejor salud cerebral.
El vino previene el desgaste congnitivo y ayuda a tener una mejor salud cerebral.

El estudio neurológico destaca que es consumo de vino moderado, en conjunto con una buena dieta y otros aspectos de la vida pueden ayudar a retrasar el envejecimiento cognitivo.

Una nueva investigación se suma a la evidencia de que los antioxidantes que se encuentran en el vino, el té, frutas y verduras pueden aportar a la salud del cerebro a medida que las personas envejecen. En un estudio publicado en noviembre de 2022 en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, los científicos del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago encontraron que una mayor ingesta de flavonoles, una clase de compuestos polifenólicos bioactivos que se encuentran en concentraciones significativas en el té y el vino, disminuye la velocidad general del deterioro cognitivo y mejora la salud cerebral a largo plazo.

El estudio sigue una investigación similar realizada por el mismo equipo en 2020 que vinculó específicamente a los flavonoles con un riesgo reducido de Alzheimer. Al analizar los datos del Rush Memory and Aging Project (MAP), los investigadores compararon los niveles de consumo de cuatro flavonoles principales (kaempferol, quercetina, miricetina e isorhamnetina) con varios indicadores de la salud del cerebro, como la memoria episódica, la memoria semántica, la capacidad visoespacial, la velocidad de percepción y la memoria de trabajo.

Los investigadores encontraron que una mayor ingesta total de flavonoles estaba fuertemente relacionada con un mejor rendimiento neurológico. En comparación con quienes consumieron la cantidad más baja de este bioactivo.

El vino previene el desgaste congnitivo.
El vino previene el desgaste congnitivo.

Es conocido por los consumidores de vino el resveratrol, que pertenece a una clase de polifenoles llamados estilbenoides. Estos últimos están relacionados con los flavanoles, otra clase de compuestos bioactivos que se encuentran en el vino. Todos estos compuestos son antioxidantes que poseen propiedades antiinflamatorias, que pueden tener efectos significativos en la salud, especialmente como la gente envejece.

El Dr. Thomas Holland, autor principal del estudio y médico científico del Rush Institute for Health Aging afirma que una dieta balanceada es clave para la salud del cerebro a largo plazo. Aconseja a las personas que coman frutas y verduras, particularmente las verduras de hojas verdes oscuras, y beban un poco de té y/o vino de vez en cuando.

¿Dónde se encuentran los bioactivos ricos para el cerebro?

Los flavonoles se encuentran principalmente en el kale, los porotos, el té, el vino, las espinacas, el brócoli, los tomates, las manzanas, las naranjas, las peras y el aceite de oliva. Esto se genera en las plantas como respuesta a la exposición del sol.

Las verduras verdes ayudan a combatir el desgaste cognitivo.
Las verduras verdes ayudan a combatir el desgaste cognitivo.

Se encuentran en altas concentraciones en la piel de las uvas, lo que explica por qué los vinos tintos jóvenes, especialmente aquellos con taninos más altos, pueden ofrecer los mayores beneficios para la salud.

El segmento que se estudio era gente con recursos económicos altos, mujeres en su mayoría. El informe señala que “los participantes con los niveles más altos de ingesta de flavonoles eran en promedio más jóvenes, más educados, consumían menos calorías y eran más activos física y cognitivamente que aquellos con las ingestas más bajas de flavonoles”.

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Para alcanzar un consumo más alto de flavonoles, una persona tendría que comer solo una porción de verduras de hojas verdes oscuras al día o beber de 3 a 4 tazas de té verde. Si bien reitera la importancia de una dieta equilibrada de frutas y verduras, Holland dice que el té y el vino son parte importante de una dieta balanceada.

Hay que tener en cuenta que los bioactivos son solo una pieza del rompecabezas dietético, que en sí mismo es solo un aspecto de la salud cerebral a largo plazo. Las modificaciones del estilo de vida han demostrado tener una asociación con el deterioro cognitivo retrasado o con un riesgo reducido de demencia de Alzheimer, entre ellas está la actividad física, una vida social activa, actividades cognitivamente estimulantes como visitar museos, leer, realizar un hobby, tener buena calidad y cantidad de sueño, y reducir el estrés.

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