El vino siempre puede saber bien pero hay formas de mejorarlo aún más. El contacto con el aire es un aliado y el decantador la mejor herramienta. Cómo se usa.
Posiblemente hayas asistido a una cata de vinos o degustación donde la persona responsable usó un artefacto para que sirva como intermediario entre la botella y la copa. Bueno, eso es la decantación u oxigenación de un vino.
Hay de muchos tipos, dependiendo el tipo de vino que se necesite airear. Generalmente son de vidrio como material y poseen un cuello largo y una base ancha. Algunos artefactos solo cumplen con la función de oxigenar.
Los motivos por los que se decanta un vino básicamente son dos y ambos están asociados a la crianza, aunque veremos que cualquier vino puede decantarse.
Por un lado, permite que el vino se “oxigene” para que la bebida exprese mejor sus aromas y su perfil de sabor. A esto se le llama “abrir” un vino. Es necesario porque cuando un vino lleva tantos meses en estiba sus aromas se “cierran” o duermen. Al oxigenarlo en ocasiones los taninos quedan mejor definidos. Es por el mismo motivo que movemos la copa circularmente cuando servimos el vino.
La otra causa por la que se usa un decantador, como su nombre lo indica, es para separar la materia sólida de la líquida. Esto es así porque con la crianza se van formando sedimentos dentro de la botella. Los cuales no son un impedimento para disfrutar de un vino, sino todo lo contrario. El proceso físico de la decantación permitirá dejar los restos sólidos en el fondo y servir el vino líquido, aireado y “limpio”.
¿Entonces solo se decantan los vinos de crianza?
No necesariamente. Decantar un vino joven puede ser positivo principalmente por la primera razón, para que al airearlo se expresen mejor sus taninos. Eso sí, el tiempo de aireado que lleva un vino de guarda no será el mismo. Airear de más un vino puede oxidarlo, lo que lo vuelve contraproducente.
Se cree que los vinos tintos son los únicos que pueden ser decantados. Sin embargo, hay blancos que tienen cierto paso por barrica de roble y crianza que también necesitan la decantación para expresarse mejor y eliminar sus sedimentos. Aún si no tuvieran ese paso por barrica, así como algunos rosados, airearlo aunque sea un poco siempre va a “despertarlos”.
En esos casos es positivo que la decantación no dure lo suficiente como para calentarlos, ya que son vinos que preferentemente se sirven fríos.
Los espumantes no suelen decantarse para no romper todas las burbujas que son tan importantes en la textura al ingresar a la boca.
Probar y probar
La mejor forma de saber si un vino necesita decantación, y por cuánto tiempo, es probando. Se recomienda servir un poco en la copa antes de trasvasar al decantador. Si se percibe el vino un tanto “apagado” se decanta. Siempre se notará un cambio en cuanto a la percepción de aromas y notas de gusto.
Con el vino en el decantador, se puede ir sirviendo en una copa una pequeña ración para probar y determinar si ya es pertinente servirlo definitivamente.